El pasado mes de mayo, la prensa se hacía eco de la acusación de la Fiscalía de la Audiencia Nacional a la plantilla del Banco Santander por la venta de productos complejos, al tiempo que exculpaba de dicha responsabilidad a la cúpula directiva.
La Fiscalía acusaba a los trabajadores y trabajadoras de forma individual de la comisión de delitos en la comercialización, emplazando a los afectados a interponer demandas individuales contra los propios trabajadores. Es curioso que se hable en el mismo escrito de incumplimientos "generalizados" y, a la vez, se exculpe a la directiva del Banco, acusando a la plantilla en exclusiva de los "errores" en la comercialización. Asimismo, la cúpula directiva del Banco achacaba los problemas a un "error en la red comercial" por la "mala interpretación por parte de algunas oficinas de las instrucciones operativas".
En resumen: los empleados y empleadas de Banco Santander son los chivos expiatorios en la venta errónea de productos complejos, y podrán ser demandados individualmente en los juzgados por ello.
Días después, hemos tenido conocimiento de que el BBVA está sancionando a directores y comerciales de oficina por supuestas "prácticas inadecuadas" en la comercialización de tarjetas...
Estos ejemplos nos ponen sobre aviso de hacia dónde se encamina el sector. Debemos aprender de ellos para saber cómo llevar a cabo nuestro trabajo de forma responsable, y para combatir las presiones y amenazas veladas (y no tan veladas) de algunos responsables mediocres.
Las plantillas del sector ya estamos hartas de las presiones para la venta indiscriminada de productos:
Se nos presiona para vender a cualquier precio y eso no se puede seguir tolerando. Por no soportar esa presión, se puede caer en la tentación de colocar un producto inadecuado a un cliente. Y luego, cuando la cosa se pone fea, cuando la nave hace aguas (ejemplos tenemos a patadas), los capitanes de barco se quieren salvar los primeros y señalan a la tripulación como culpable.
Tenemos que ser inteligentes y realizar nuestro trabajo de forma responsable, de acuerdo a los códigos deontológicos que rigen nuestra profesión; las ventas de productos financieros deben estar dirigidas a clientes con perfiles adecuados a los mismos, respetando escrupulosamente las normas y procedimientos internos, especialmente en lo que se refiere a los productos afectados por la normativa MIFID.
CCOO lleva años trabajando para incluir en las normativas, convenios y acuerdos con las empresas, códigos deontológicos y de buenas prácticas bancarias. Por ejemplo, en el reciente Convenio Colectivo de Banca se introdujo por primera vez un capítulo específico para "mejorar el nivel de profesionalidad y ética que reclaman la clientela y la sociedad", estableciéndose un mecanismo interno de denuncia anónima de comportamientos no éticos.
En CCOO seguiremos luchando, con vuestro apoyo, por el trabajo digno de todos los profesionales del sector y de nuestro Banco.