Plan de Ajuste: CCOO no descarta ningún escenario de movilización


Pierde la democracia, gana el mercado. A los grandes ejecutivos del mercado financiero; a los gestores de la economía especulativa; a los gobernadores de los bancos centrales no los ha elegido la ciudadanía.

Han crecido a la sombra del poder, de los turbios negocios del capitalismo financiero, o simplemente han sido designados por el Ejecutivo. Esta misma gente que estuvo en el origen de la crisis económica y financiera más grave desde la Gran Depresión y que se acompañó del liberalismo radical como programa (capitalismo de casino, mercado sin reglas, economía especulativa) emerge de nuevo a modo de guía en la salida de la crisis. “Los que causaron la crisis marcan ahora el camino de salida”, denuncia Toxo.

El miércoles 12 de mayo, el presidente del Gobierno presentó en el Congreso de los Diputados un plan de ajuste, cediendo a las presiones de los mercados y de la UE, que golpea especialmente a pensionistas, empleados públicos, personas dependientes y parados. Un paquete de medidas dirigidas de forma obsesiva a reducir el gasto, mientras se ignoran las iniciativas necesarias para incrementar los ingresos del Estado. Un plan, en definitiva, que no ayudará a reactivar la economía ni a crear empleo –como, de hecho, reconocen sus promotores– y que, por el contrario, quebrará el ligero repunte de la economía, contraerá el consumo y prolongará los indicadores de la recesión. El freno a la inversión pública viene a ratificar este diagnóstico.

RECHAZO SINDICAL
La dimensión europea de la crisis económica y financiera ha derivado en planes de ajuste a los que la Unión Europea ha llegado tarde, y cuyo contenido ha merecido el rechazo sindical por ignorar las prioridades de la economía –fundamentalmente, la creación de empleo– y asestar un duro golpe a los sectores más débiles, sin olvidar que la crisis ya se ceba en millones de trabajadores que han perdido su empleo. Por tanto, cuando Zapatero pre- sentaba las medidas de ajuste como “un esfuerzo colectivo, equitativo y justificado” estaba faltando a la verdad; unos sectores se sacrifican y otros no. Por eso su plan es inaceptable.

No es tiempo de improvisación ni de demagogia. Pero no deja de ser un sarcasmo que el Gobierno retrase la inaplazable reforma del sistema financiero (no sólo de las cajas de ahorro), y facilite ingentes recursos a los bancos para aliviar sus cuentas, mientras el crédito sigue sin circular entre familias y empresas y se erosionan los pilares del insuficiente Estado de Bienestar.

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