Los Estados miembros de la UE lo abordan de diversas maneras, debido a las diferentes situaciones sociales y económicas, los mercados laborales y los sistemas de relaciones laborales e iniciativas, prácticas y convenios colectivos existentes.
La transformación digital aporta claros beneficios tanto a los empleadores como a los trabajadores y a las personas que buscan empleo en la medida que supone nuevas oportunidades de trabajo, aumento de la productividad, mejoras en las condiciones de trabajo y nuevas formas de organizar el trabajo, así como en la mejora de la calidad de los servicios y productos. En general, con las estrategias adecuadas, puede contribuir al aumento del empleo y al mantenimiento del mismo.
La transición también conlleva retos y riesgos para los trabajadores y las empresas, ya que algunas funciones desaparecerán y muchas otras cambiarán. Esto requiere la anticipación del cambio, ofreciendo los conocimientos necesarios para que los trabajadores y las empresas triunfen en la era digital. Otros, incluyen la organización y las condiciones de trabajo, la conciliación de la vida laboral y familiar, y la accesibilidad de la tecnología, incluida la infraestructura, en toda la economía y las regiones. También se necesitan enfoques específicos para que las pymes adopten la digitalización de una forma que se adapte a sus circunstancias específicas.
Dado que las mejoras no son automáticas, debemos adaptar nuestros mercados laborales, la educación y la capacitación y los sistemas de protección social para asegurarnos de que la transición sea mutuamente beneficiosa para los empleadores y los trabajadores. La UE y los gobiernos nacionales tienen un importante papel que desempeñar, asegurándose de que las condiciones marco permitan y apoyen a los empleadores y trabajadores a aprovechar las oportunidades y les dejen el espacio necesario para encontrar soluciones adecuadas para hacer frente a los retos, teniendo en cuenta que ellos son los que mejor conocen la situación sobre el terreno y las medidas necesarias para favorecer a las empresas y a los trabajadores.
También es importante tener en cuenta los impactos climáticos y ambientales.
Además, es necesario un compromiso compartido por parte de los empleadores, los trabajadores y sus representantes para aprovechar al máximo las oportunidades y hacer frente a los retos en un enfoque de colaboración, respetando los diferentes roles de los implicados.