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ANNA BOSCH
CAIXA SABADELL - COMUNICADO
Después de vivir casi dos décadas con una enfermedad incurable, la Anna Bosch ha muerto con mucha paz y dignidad la noche de reyes de 2009.
Después de vivir casi dos décadas con una enfermedad incurable, la Anna Bosch ha muerto con mucha paz y dignidad la noche de reyes del 2009.
La Anna fue durante muchos años delegada sindical por CCOO y presidenta del Comité de Empresa de Caixa Sabadell entre los años 1987-1990.
De su trayectoria social y política es preciso mencionar que con sólo 28 años fue la primera alcaldesa democrática de una ciudad industrial catalana (Mollet del Vallès, 1979-1983). Después de dejar la Caja por la enfermedad antes reseñada- desarrolló iniciativas para impulsar el ecologismo, el feminismo y el pacifismo, donde su actividad y reflexión han dejado una profunda huella.
Como ejemplo de su talante y compromiso con los trabajadores y trabajadoras, reproducimos a continuación una parte de la carta de despedida que la Anna dirigió al Comité de Empresa el 24 de marzo de 1992. Como podréis comprobar, sus planteamientos continúan siendo plenamente vigentes.
Después de dieciocho meses de baja por enfermedad, las circunstancias me llevan a dejar de trabajar en la Caja, y por lo tanto a abandonar definitivamente mi tarea como delegada sindical.
En el momento de dejaros, no puedo evitar un sentimiento de pérdida. Durante unos años hemos trabajado juntos para mejorar las condiciones de vida y de trabajo de nuestros compañeros; a veces no hemos estado de acuerdo y nos hemos discutido de valiente, otras, las cosas han llegado a momentos de mucha tensión, pero pese a todos los problemas hemos hecho lo imposible para responder de la mejor manera a las expectativas de los compañeros y compañeras que nos dieron su confianza. Hemos conseguido cosas, pero quedan muchas aún por resolver.
Siempre he pensado que el sindicalismo además de mejorar las condiciones de vida y trabajo, tiene que servir para concienciar los trabajadores y trabajadoras de la necesidad de unir nuestras fuerzas para obtener algún día capacidad de decisión en la dirección de las empresas. Y también para estimular entre todos y todas la conciencia solidaria frente a la competitividad, hasta el punto de renunciar en tener más para que las dos terceras partes de la Humanidad puedan acceder a una vida digna. Algunos pensáis que soy una romántica perdida, pero nunca dejaré de creer que la especie humana es capaz de construir otro tipo de sociedad, donde las personas y no el dinero sean el elemento prioritario, donde los recursos limitados de nuestro planeta se repartan equitativamente entre todos y todas, blancos y negros, árabes y orientales, y donde las mujeres y los hombres podamos establecer relaciones igualitarias.