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El FROB, el estímulo que les faltaba a las cajas para fusionarse.
CAJA BADAJOZ. BIENVENIDA AL FROB.
El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), recientemente aprobado por el Gobierno, podría ser el estímulo que necesitaban las cajas de ahorros españolas para buscar la mejor "pareja" con la que poder llevar a cabo una fusión y así, dar el paso hacia el tan demandado proceso de reestructuración.
¿Les gusta el nombre de FROB? A mí nada. Viene de Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria. Cuesta pronunciarlo, y eso que han añadido el "Ordenada" para que hubiera una vocal. De entrada ya les digo que estoy totalmente de acuerdo con la iniciativa y con el hecho de que el Banco de España tenga el máximo poder en las decisiones, aunque parece que la última palabra la tendrá el Ministerio de Economía.
Este plan es absolutamente necesario para restaurar la confianza en las entidades financieras, como lo fue el aumento a 100.000 euros de la garantía de los depósitos. En EE UU se hizo un stress test para saber qué cantidad de dinero necesitaba cada banco. Cuando se hizo público en mayo el resultado hubo una sensación general de alivio, aunque las hipótesis del test eran excesivamente optimistas.
Los datos clave son que el Fondo tendrá un capital inicial de 9.000 millones de euros, de los cuales el 75% será aportado a cargo de los Presupuestos Generales del Estado y el resto del Fondo de Garantía de Depósitos. Además se podrá endeudar en el mercado hasta 90.000 millones adicionales, aunque para este año sólo se podrán utilizar 27.000 millones. Esta aprobación en varias etapas es normal y nos indica que el problema durará algunos años y que la situación de algunas entidades financieras puede empeorar en 2010 y 2011. No se olviden que la totalidad del Fondo representa un 9% del PIB español, lo que nos da una idea de la magnitud del problema.
Los dos objetivos del fondo son gestionar los procesos de reestructuración de entidades y contribuir a reforzar los recursos propios en los procesos de integración. La realidad del sistema financiero español es que se enfrenta a una disminución del negocio y un aumento de los costes. El primero se debe a la caída del PIB que generará menos demanda de créditos, especialmente de los que pueden devolverse, y que las entidades financieras deberán destinar recursos al pago de las titulizaciones anteriores y no disponen de dinero para conceder préstamos. El aumento de costes proviene básicamente del aumento de la mora y las consiguientes provisiones. Podríamos encontrarnos ante un escenario en el cual bancos o cajas presentaran pérdidas, no cumplieran los requisitos de capital mínimos y tuvieran que ser intervenidos. Por lo tanto, bienvenido un marco de actuación para prevenir estas situaciones.
La ayuda del FROB no parece que tenga que implicar una intervención. Si una entidad financiera presenta un plan de viabilidad que sea aceptado por el Banco de España podrá recibir ayuda financiera del plan y del Fondo de Garantía de Depósitos. En este caso podrá seguir tomando decisiones el equipo gestor de la entidad. Únicamente en el caso de problemas graves se produciría la intervención del Banco de España, como ya hemos visto en Caja Castilla-La Mancha. Me parece fundamental que en esta situación las decisiones de inversión o de venta de activos las tomen los técnicos de la autoridad monetaria. Asimismo, es importante que la rentabilidad que se exija por los fondos aportados a las entidades sea suficientemente elevada y ajustada al riesgo de las mismas. Ello evitará situaciones de riesgo moral y las quejas de los competidores, como hemos visto que hacían los bancos españoles ante las ayudas estatales a otros bancos europeos.
Un punto clave es la ayuda a los procesos de consolidación en el sector. En otras palabras, si no se fusionan ustedes y no cumplen los requisitos de solvencia, la intervención será forzosa. Pero no olvidemos que las fusiones en todos los sectores se realizan para aprovechar sinergias, que pueden ser aumento de ingresos o disminución de costes. En el caso de las entidades financieras la clave parece ser la segunda opción, que implicará que si se fusionan cuatro entidades sobran tres presidentes, tres directores generales, tres sedes y muchas oficinas. Y ahí está el problema.
Finalmente, si los fondos no se devuelven en cinco años, un plazo que quizás debería alargarse, se convertirán en capital. En el caso de las cajas, la aportación se hará utilizando las cuotas participativas, que únicamente para este plan tendrán derechos políticos. No creo que estos derechos se mantengan si estas cuotas son compradas por terceros, lo que supondría un primer paso en la privatización de las cajas.
Jordi Fabregat. Profesor de Control y Dirección de Empresas de Esade