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Cosas del día a día (II)
No guardarás nada en los armarios de la Institución
En la línea de tratarnos como a
sospechosos con que la Dirección nos obsequia día a día, ahora se descuelgan
con una nueva reglamentación que afecta al mobiliario.
Resulta que a partir del mes de
junio está ABSOLUTAMENTE PROHIBIDO guardar nada personal en ningún armario de
la Entidad. ¿Incluido el bocadillo?
El motivo de tamaña medida
restrictiva (y digámoslo ya, absurda), no es otro que el de salvaguardar
(preservar, dice la nota) el derecho constitucional del personal a su
intimidad. Lástima que no hayan sido tan cuidadosos en otros temas. Por
ejemplo, nos viene a la memoria el trato poco constitucional de cierto
Gabinete Médico Evaluador cuando se ha dirigido a algún empleado/a enfermo/a de
esta Institución.
Y llegados a este punto, nos
preguntamos: ¿no estará la Dirección incumpliendo ella algún precepto
constitucional vulnerando precisamente eso que pretende salvaguardar? Dicho de
otro modo, ¿nos puede prohibir que dejemos la cartera en un armario? Y si se
nos olvida, por ejemplo, el móvil en un cajón, ¿seremos susceptibles de ser
sancionados por ello? Y si tocan un móvil nuestro, o fisgonean en una agenda, o
si miran una carpeta que por aquellas cosas de la vida se nos ha quedado
olvidada en un armario, no estarán vulnerando nuestra intimidad?
Apliquemos la lógica y el sentido
común, por favor. Y pongámonos a la tarea de hacer las cosas de otro modo.
Por ejemplo, si no quieren que
dejemos nada en sus armarios,
que nos proporcionen taquillas. Porque lo que no es de recibo es que si estamos
una tercera parte (en el mejor de los casos) de nuestras vidas encerrados entre
las paredes de los edificios de esta Institución, parece lógico pensar que
acabemos dejando parte de nosotros mismos en armarios, mesas, cajones, sin que
ello deba perturbar la paz de nadie, y sin que ello suponga vulneración de
ningún derecho constitucional.
Es más, ¿no se ha venido haciendo
durante más de un siglo?, lo de dejar cosas nuestras en armarios y mobiliarios
varios, nos referimos, luego entonces, ¿a qué viene esta nueva persecución? ¿Ha
vuelto Torquemada? ¿Estamos ante una nueva Inquisición? ¿Por qué no hablamos
del asunto y lo resolvemos aplicando el sentido común? ¿Por qué no dejan ya de
apretar tanto las tuercas? ¿No tienen nada mejor que hacer?
De nuevo le pedimos al Director
General que ponga remedio al desaguisado, y tranquilice a tirios y troyanos.