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La caída de beneficios impulsa la fusión
La crisis ha achicado los ingresos de las cajas de ahorro al tiempo que ha crecido la tasa de morosidad.
Los números lo recogen y ahora, los directivos de las cajas se inclinan por introducir cambios, y rápido, en la estructura de las entidades de ahorro de Castilla y León. Caja España y Caja Duero ya hablan con franqueza de la fusión de sus negocios.
Los números lo recogen y ahora, los directivos de las
cajas se inclinan por introducir cambios, y rápido, en la estructura de
las entidades de ahorro de Castilla y León. Caja España y Caja Duero ya
hablan con franqueza de la fusión de sus negocios. Caja de Burgos, la
tercera entidad invitada a integrarse en la nueva caja, todavía no ha
respondido a la invitación, aunque desde el Banco de España se ha
indicado a su dirección que si finalmente optara por mantenerse al
margen de la operación de las dos grandes, tendría que ajustar su
actividad, que es una forma de señalar a la entidad que tendrá que
reducir su tamaño, cerrar oficinas y ajustar su negocio a las cifras
actuales, más pequeñas que las que se manejaban hace apenas un año.
Caídas y subidas
Los balances de resultados que cada una de las tres
cajas ha elaborado a lo largo de los últimos trimestres muestran una
caída de los beneficios y, al tiempo, un incremento de las tasas de
morosidad a la vez que disminuyen las tasas de cobertura de préstamos
dudosos, es decir, los fondos que cada caja reserva para poder cubrir
aquellos empréstitos en los que se ve difícil lograr el abono por parte
del deudor. Y ese tipo de créditos que nadie cree que puedan cobrarse
han crecido en el último año para todas las cajas, también para las
tres sobre las que gravita el proceso de fusión en la comunidad
autónoma.
Las cifras muestran además que la crisis ha rebajado las
diferencias, a peor. Si el año pasado Caja Duero y Caja España
sufrieron con mayor gravedad los impagados y su cuenta de resultados
adelgazaba poco a poco, Caja de Burgos ha entrado en el 2009 en esta
misma espiral. De las buenas cifras de cobertura de impagados ha
derivado a porcentajes cada vez más parecidos a los de las otras dos
cajas y su tasa de morosidad, la más baja de las tres, también ha
crecido, sobre todo desde el segundo semestre del año pasado, para
acercarse a la media del sector.
Fuentes de Caja España cercanas al proceso de fusión
apuntan que estas circunstancias pueden haber influido en el ánimo de
la dirección de Caja de Burgos, si bien la entidad burgalesa todavía no
ha adoptado una decisión que indique que participará en la operación
promovida por la caja con sede en Salamanca y la que tiene su centro de
decisiones en León.
Obstáculos
El proceso final hacia la integración de los negocios de
al menos las dos cajas de mayor volumen de Castilla y León todavía debe
superar algunas dificultades. La primera, conocer el alcance de la
unión de los dos socios, o de los tres si por último el Consejo de
Administración y la asamblea de Caja de Burgos opta por la
participación en la iniciativa.
El primero es que resta por conocer la conclusión del
informe de la consultora KPMG. Este informe, que tiene en cuenta
balances, resultados, cifras de negocio o número de oficinas,
determinará también un baremo de valoración de cada una de las
entidades, con el ánimo de determinar cuál es el porcentaje que aportan
a la futura caja.
KPMG también ha sido la consultora contratada por la
entidad burgalesa para llevar a cabo una evaluación similar, a cuyo
término sus directivos han suscrito un pacto de confidencialidad sobre
los contactos que se establezcan con otras entidades en la búsqueda de
un acuerdo para crecer. El tercero de los inconvenientes se centra en
las reticencias que pueden generarse entre los directivos. «Existen
determinados contratos de especificidad que habrá que resolver»,
comentaron las fuentes.
Cada vez más morosos
Los balances del último año y medio, añaden estas mismas
fuentes, impulsan la toma de decisiones, pero sobre todo, promueven
iniciativas que aumenten la solvencia de las cajas y al tiempo,
ofrezcan mayor seguridad tanto a los clientes como a los mercados
financieros donde deben buscarse los fondos. Mientras, la tasa de
morosidad crece de manera paulatina en todos los resúmenes presentados
por las tres entidades ante las autoridades monetarias y financieras.
En el caso de Caja de Burgos, este índice ha pasado del 0,81% en el
primer trimestre del año pasado al 3,6% en el balance consolidado del
mes de junio último. En Caja España el crecimiento aún es mayor y ha
pasado del 2,33% en marzo del 2008 a 4,81% en el último trimestre
completo de la economía española.
El mes de octubre próximo será decisivo, explican desde
Caja Duero y tambien en Caja España. Ese mes, con los datos de la
consultora sobre la mesa, con la sugerencia que presente ante ambas
entidades, los consejos de administración tendrán que comenzar a tomar
decisiones. En Burgos, si finalmente han deshojado la margarita,
deberán mover ficha. Las cifras, afirman, les impulsan a ello.
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