Nueva reunión en Tordesillas y, de nuevo, cita para otro
día. Los presidentes de las tres grandes cajas de ahorro de Castilla y
León, Caja España, Caja Duero y Caja de Burgos mantuvieron ayer un
encuentro de trabajo en la localidad vallisoletana donde se firmó a
finales del siglo XV el tratado que dividió el nuevo mundo conocido
entre España y Portugal. Acudieron acompañados de los directores
generales de las tres entidades. Al término, una cosa quedó clara,
habrá más convocatorias. «Todas los que sean necesarias hasta que pueda
finalizarse el proceso», comentó el presidente de Caja de Burgos, José
María Arribas, quien recordó que, desde el inicio, la suya es una de
las entidades que más «empuja» la iniciativa que pretende acabar en la
formación de una gran caja para la comunidad autónoma. Replicó así las
voces que desde Caja España señalan a la burgalesa como la entidad que
más objeciones plantea. «Debemos tener todos los datos sobre la mesa,
cuando estén, y los podamos comparar y estudiar, será el momento de
llevarlos al consejo de administración y de tomar decisiones», agregó.
Sin agobios
«Hay que revisar los datos, porque este es un proceso
muy serio y muy importante», insistió Arribas. Los otros presidentes
coinciden, tanto en la importancia del proceso como en la necesidad de
que se sucedan los encuentros en los que los técnicos de las cajas les
convenzan de que la solución más adecuada es la fusión.
Fuentes del Consejo de Adminsitración de Caja España
aseguraron ayer que el informe de la consultora KPMG, elaborado con la
participación de los directivos de las tres entidades considera la
fusión como «la mejor solución, la más inmediata y la más rentable».
Una iniciativa rentable, pero que exigirá una redefinición de las
plantillas y de la red de sucursales, que es otra forma de decir que
habrá que rebajar la cifra de empleados de los más de siete mil de las
tres cajas en torno al 20% y la de agencias abiertas en un porcentaje
similar. «Pero es que todas las fusiones han sido así. La que dio lugar
a Caja España, se prolongó por espacio de ocho años», recordaron las
fuentes. Ahora, el tiempo para la adecuación, para la reducción de las
plantillas es inferior, cinco años.
Pero la solución óptima desde el punto de vista técnico
puede tener sus complicaciones en el campo de la política en la que se
mueven los consejos de administración de las entidades. Será necesario
que las cifras convenzan para adoptar una decisión que supondrá la
desaparición de las cajas para sumergirse en una mayor, la sexta en la
ránking de las españolas, pero que ahora carece de una sede, no tiene
claro los integrantes de su consejo de administración, ni cuenta con un
protocolo laboral o todavía no sabe cómo reducirá el número de
directivos. De hecho,por lo que se conoce, una cosa está definida: el
sistema informático será el de Caja España, pero eso no presupone dónde
estarán los servicios centrales.
JULIO G. CALZADA | VALLADOLID
El Norte de Castilla