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Ansias de poltronas y otras prebendas
Parece que algunos no lo tienen muy claro todavía, y por eso, en primer lugar, tendremos que recordarles lo siguiente: que la representación sindical, en cada sector y en cada empresa, se gana con unas legítimas elecciones....
Por lo tanto, enfocar el tema de
las fusiones en términos de mayorías y minorías es del todo desafortunado, y
pone en evidencia por parte de quien las formula, una única preocupación: la
electoral, por encima de aquello que es verdaderamente importante, o sea, los
intereses de los trabajadores y trabajadoras.
Quizás les preocupa, sobre todo al
SEC-L, sus cargos, sus cargos de representación en los Órganos de Gobierno, y/o
sus relaciones empresariales...
Puestos a acusar, nos acusan de
querer más sillas en esos futuribles Órganos de Gobierno, y les tenemos que
decir de manera rotunda, que SÍ. ¡Naturalmente que queremos más representación
en los Órganos de Gobierno de las cajas!. Quizás ellos prefieren que estas
sillas las ocupen otros (partidos políticos afines, por ejemplo, y/o otras
entidades nada representativas), pero nosotros intentaremos conseguir para el
conjunto de trabajadores y trabajadoras la máxima representatividad que
posibilita la Ley.
Una vez dicho esto, valdrá la pena
que hagamos un pequeño recordatorio de cómo se ha llegado a la situación actual
(seremos breves).
Estamos inmersos en una crisis
financiera a nivel mundial, fruto de una desafortunada política monetaria, una
desregulación financiera y unos gestores financieros que sólo han buscado el
beneficio a corto plazo, sin valorar correctamente los enormes riesgos
asumidos.
A nivel nacional, tanto los
Gobiernos del PP cómo del PSOE, fundamentaron el crecimiento económico en la
especulación financiera e inmobiliaria, y permitieron que las instituciones
financieras concentraran sus riesgos en el mercado inmobiliario y se endeudaran
en el exterior, mediante titulaciones y otras fórmulas.
A nivel particular, cada Caja en
función de la habilidad del gestor, está en mejor situación o no. Y, como única
disculpa a sus carencias, van excusándose con la sufrida muletilla de que mal
de muchos... Ellos, sin embargo, continúan cobrando una pasta indecente e
indigna por la profesionalidad demostrada.
No descubriremos nada si decimos
que algunas entidades financieras se han dedicado en estos últimos tiempos a
formalizar operaciones poco ortodoxas, justificadas por las Direcciones de
manera muy poco convincente. Unas operaciones que, también en algunos casos,
están deteriorando las cuentas de resultados de según qué Entidades.
Una vez nos han hecho llegar
(ellos, no nosotros) a este punto, el Gobierno Central y la Generalitat quieren
solventar la cuestión. El uno, publicando en el B.O.E. el famoso FROB, mientras
que el otro presiona para que la solución no salga de sus fronteras.
El FROB, como todo el mundo sabe
es un fondo para ayudar a las instituciones financieras, pero condicionado
totalmente a su reestructuración y fusión, o sea, no es para ayudar
exclusivamente, exige como condición sine
qua non que primero se produzca la fusión y después ya vendrán las ayudas.
Por otro lado, el tercer actor de esta tragicomedia, el Banco de España, amenaza
a todas aquellas Entidades tocadas que no quieran fusionarse voluntariamente
a hacerlo por decreto.
Recordemos, además, que a nivel
nacional gobierna el PSOE y a nivel catalán el PSC/PSOE, primos hermanos de la UGT.
Por lo tanto, si el SEC-L busca culpables de las fusiones, que se dedique a
buscarlos entre los de su propia familia (ahora la del PSOE-PSC/UGT). Y que no
se dedique, como hace siempre, a tirar la piedra y esconder la mano, acusando a
otros de aquello que ellos sí que hacen.
El SEC-L, dentro de su estrategia
confusa y contradictoria, empezó diciendo que no le gustaban las fusiones,
que estaban en contra, y ahora no
pasa día sin que se pregunten cuando se harán. Parecen nerviosos, y no sólo por
las fusiones, sino también, al parecer, por sus poltronas y prebendas.
CCOO en cambio, en todo este
tiempo, y sobre este asunto hemos sido muy claros y coherentes, y siempre he dicho
lo mismo:
- Garantías de viabilidad de todas las Instituciones
Financieras
(tanto si se fusionan como si
continúan solas ).
- Defensa de de la Naturaleza Jurídica actual de las
Cajas.
- Acuerdos Laborales en todo los procesos de fusión y/o
absorción.
- Entidades Financieras que estén al servicio de la
sociedad y posibilitan la recuperación económica.
Y es en estos momentos, contra el
mensaje del miedo que algunos lanzan interesada pero peligrosamente,
(curiosamente ligan con el mismo mensaje de la Dirección), que nosotros, los de
CCOO, queremos enviaros otro: estamos preparados
para lo que venga y tenemos las ideas muy claras sobre lo que queremos ante
posibles fusiones. Nosotros sí somos una garantía.
A continuación os reproducimos, íntegro, el escrito publicado en El
Periódico de Cataluña, por el Secretario General de CCOO de Cataluña, Joan
Carles Gallego
Fusión de cajas riesgos y
oportunidades
Hay que apostar por unas entidades
más sólidas y con costes más ajustados, pero sin olvidar al trabajador (Joan
Carles Gallego)
20-10-2009
La fusión de cajas es
posiblemente una necesidad y puede ser una oportunidad, pero también presenta
sus peligros. Es una necesidad en la medida en que se requiere una mayor
dimensión de las entidades para lograr el grado de solvencia preciso que les
permita afrontar el acceso al crédito en los mercados internacionales,
imprescindible si quieren seguir ejerciendo su negocio, atraer y prestar
dinero. El aumento del nivel de morosidad, la pérdida de ingresos a causa de la
bajada de los tipos de interés de los préstamos y la caída de depósitos
generada por la disminución de la riqueza relativa de buena parte de su
clientela son elementos propios del panorama de los próximos meses, por lo que
la mayor dimensión de las entidades resultantes puede ayudar a dotarlas de
mayor capacidad de respuesta. Sin duda, el proceso servirá para conferir mayor
solvencia a las entidades resultantes.
Es ASIMISMO una
oportunidad en la medida en la que la dualidad de nuestro sistema financiero,
que pivota sobre dos modalidades diferenciadas de entidades, la banca privada y
las cajas de ahorro, puede salir reforzada con unas entidades como las cajas
más potentes para atender sus funciones sociales propias, evitar la exclusión
financiera de determinados sectores que la gran banca privada no atiende y
contribuir al desarrollo social del territorio mediante la obra social y la
propia actividad financiera.
Pero también tiene sus
peligros, y apuntaremos dos principales: el primero es querer utilizar este proceso
para poner fin a esta dualidad del sistema financiero, facilitando la entrada
de capital de los bancos privados a través de las cuotas participativas con
derechos políticos. Esto significaría cambiar la naturaleza jurídica de las
cajas, subvirtiendo así sus finalidades y, como consecuencia, aumentando el
mercado potencial de la gran banca.
El otro peligro es la
pérdida de un modelo de atención de calidad, de proximidad a las personas y al
territorio, que requiere del talento y la experiencia acumulada de los
trabajadores y trabajadoras de las entidades, desde los servicios centrales
hasta el personal de las oficinas. Ello haría perder la viveza y proximidad de
las entidades con sus clientes y el conocimiento del entorno en el que actúan y
nos acercaría más a un modelo bancario que contrapone la venta del producto a
dar respuesta a las necesidades de las personas.
Es por todo ello que
desde CCOO aceptamos esos procesos, conscientes de su necesidad y de las
oportunidades que se abren, pero conjurando los peligros que se apuntan. Ya
hemos hecho llegar a las entidades nuestras propuestas y nuestros
razonamientos.
Partimos de la premisa de
que el resultado tiene que ser unas cajas más fuertes y sólidas, con
estructuras de costes más ajustadas.
Pero no es en el factor trabajo donde tenemos que
aplicar las tijeras; todo lo contrario, hay que aprovechar la experiencia y
talento acumulado para introducir aquellas innovaciones en procesos y en
organización que mejoren la capacidad operativa de las entidades y la relación
financiera con sus clientes empresas, especialmente las pequeñas, y familias.
Por ello insistimos en
que hay que situar claramente en la negociación del acuerdo laboral la
homologación de condiciones de trabajo y el refuerzo de la estabilidad como
elementos que deben facilitar la formación y calificación y la promoción
profesional. Tenemos experiencia de otros procesos de fusión que, con
ajustes no traumáticos mediante alternativas viables, soportables
económicamente y sin externalizar costes en la sociedad, han permitido
reforzar las entidades y crear nuevo empleo a medio plazo.
Por otro lado, es
necesario que los procesos de fusión se cierren de forma positiva en relación
con el peso de los representantes de los trabajadores en la composición de los
nuevos consejos de administración. La experiencia nos ha demostrado que las
entidades más solventes son precisamente las que se han situado en los índices
más altos de representación que la ley permite y esto ha favorecido la propia
eficiencia del funcionamiento de los órganos de gobierno. Al disponer del valor
añadido que conlleva la presencia de unos representantes de la plantilla que
conocen la realidad cotidiana y la evolución del mercado en el que actúa la
entidad, dota de más transparencia el funcionamiento de los consejos, con lo
que así se evitan algunas prácticas de opacidad que determinadas entidades
privadas han desarrollado en el tiempo y que tantos problemas económicos y
morales están generando actualmente.
Es por ello que entendemos que es necesario que las
nuevas entidades tengan una presencia clara de la representación de los
trabajadores, para fiscalizar y hacer más eficientes y transparentes los
órganos de gobierno.
Finalmente, sería
conveniente también aprovechar los procesos de fusión para aumentar la
transparencia y control de los salarios variables y bonos que cobran los
directivos de las nuevas entidades. Seguro que con ello se transmitiría un
mensaje a la ciudadanía de más eficiencia y racionalidad en la utilización de los
recursos.