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Ansias de poltronas y otras prebendas

Parece que algunos no lo tienen muy claro todavía, y por eso, en primer lugar, tendremos que recordarles lo siguiente: que la representación sindical, en cada sector y en cada empresa, se gana con unas legítimas elecciones....


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Parece que algunos no lo tienen muy claro todavía, y por eso, en primer lugar, tendremos que recordarles lo siguiente: que la representación sindical, en cada sector y en cada empresa, se gana con unas legítimas elecciones. Si algunos, a nivel estatal y/o a nivel catalán las pierden, no es por la existencia de fusiones o no, sencillamente las pierden porque el conjunto de empleados y empleadas así lo deciden libre y democráticamente.

 

Por lo tanto, enfocar el tema de las fusiones en términos de mayorías y minorías es del todo desafortunado, y pone en evidencia por parte de quien las formula, una única preocupación: la electoral, por encima de aquello que es verdaderamente importante, o sea, los intereses de los trabajadores y trabajadoras.

 

Quizás les preocupa, sobre todo al SEC-L, sus cargos, sus cargos de representación en los Órganos de Gobierno, y/o sus relaciones empresariales...

 

Puestos a acusar, nos acusan de querer más “sillas” en esos futuribles Órganos de Gobierno, y les tenemos que decir de manera rotunda, que SÍ. ¡Naturalmente que queremos más representación en los Órganos de Gobierno de las cajas!. Quizás ellos prefieren que estas sillas las ocupen otros (partidos políticos afines, por ejemplo, y/o otras entidades nada representativas), pero nosotros intentaremos conseguir para el conjunto de trabajadores y trabajadoras la máxima representatividad que posibilita la Ley.

 

Una vez dicho esto, valdrá la pena que hagamos un pequeño recordatorio de cómo se ha llegado a la situación actual (seremos breves).

 

Estamos inmersos en una crisis financiera a nivel mundial, fruto de una desafortunada política monetaria, una desregulación financiera y unos gestores financieros que sólo han buscado el beneficio a corto plazo, sin valorar correctamente los enormes riesgos asumidos.

 

A nivel nacional, tanto los Gobiernos del PP cómo del PSOE, fundamentaron el crecimiento económico en la especulación financiera e inmobiliaria, y permitieron que las instituciones financieras concentraran sus riesgos en el mercado inmobiliario y se endeudaran en el exterior, mediante titulaciones y otras fórmulas.

 

A nivel particular, cada Caja en función de la habilidad del gestor, está en mejor situación o no. Y, como única disculpa a sus carencias, van excusándose con la sufrida muletilla de que “mal de muchos... Ellos, sin embargo, continúan cobrando una pasta indecente e indigna por la profesionalidad demostrada.

 

No descubriremos nada si decimos que algunas entidades financieras se han dedicado en estos últimos tiempos a formalizar operaciones poco “ortodoxas”, justificadas por las Direcciones de manera muy poco convincente. Unas operaciones que, también en algunos casos, están deteriorando las cuentas de resultados de según qué Entidades.

 

Una vez nos han hecho llegar (ellos, no nosotros) a este punto, el Gobierno Central y la Generalitat quieren solventar la cuestión. El uno, publicando en el B.O.E. el famoso FROB, mientras que el otro presiona para que la solución no salga de sus fronteras.

 

El FROB, como todo el mundo sabe es un fondo para “ayudar” a las instituciones financieras, pero condicionado totalmente a su reestructuración y fusión, o sea, no es para ayudar exclusivamente, exige como condición sine qua non que primero se produzca la fusión y después ya vendrán las ayudas. Por otro lado, el tercer actor de esta tragicomedia, el Banco de España, amenaza a todas aquellas Entidades “tocadas” que no quieran fusionarse voluntariamente a hacerlo por decreto.

 

Recordemos, además, que a nivel nacional gobierna el PSOE y a nivel catalán el PSC/PSOE, primos hermanos de la UGT. Por lo tanto, si el SEC-L busca culpables de las fusiones, que se dedique a buscarlos entre los de su propia familia (ahora la del PSOE-PSC/UGT). Y que no se dedique, como hace siempre, a tirar la piedra y esconder la mano, acusando a otros de aquello que ellos sí que hacen.

 

El SEC-L, dentro de su estrategia confusa y contradictoria, empezó diciendo que no le gustaban las fusiones, que  estaban en contra, y ahora no pasa día sin que se pregunten cuando se harán. Parecen nerviosos, y no sólo por las fusiones, sino también, al parecer, por sus poltronas y prebendas.

 

CCOO en cambio, en todo este tiempo, y sobre este asunto hemos sido muy claros y coherentes, y siempre he dicho lo mismo:

 

  • Garantías de viabilidad de todas las Instituciones Financieras

(tanto si se fusionan como si continúan solas ).

  • Defensa de de la Naturaleza Jurídica actual de las Cajas.
  • Acuerdos Laborales en todo los procesos de fusión y/o absorción.
  • Entidades Financieras que estén al servicio de la sociedad y posibilitan la recuperación  económica.

 

Y es en estos momentos, contra el mensaje del miedo que algunos lanzan interesada pero peligrosamente, (curiosamente ligan con el mismo mensaje de la Dirección), que nosotros, los de CCOO, queremos enviaros otro: estamos preparados para lo que venga y tenemos las ideas muy claras sobre lo que queremos ante posibles fusiones. Nosotros sí somos una garantía.

 

A continuación os reproducimos, íntegro, el escrito publicado en El Periódico de Cataluña, por el Secretario General de CCOO de Cataluña, Joan Carles Gallego

 

 


Fusión de cajas riesgos y oportunidades

 

Hay que apostar por unas entidades más sólidas y con costes más ajustados, pero sin olvidar al trabajador (Joan Carles Gallego)

 

20-10-2009

La fusión de cajas es posiblemente una necesidad y puede ser una oportunidad, pero también presenta sus peligros. Es una necesidad en la medida en que se requiere una mayor dimensión de las entidades para lograr el grado de solvencia preciso que les permita afrontar el acceso al crédito en los mercados internacionales, imprescindible si quieren seguir ejerciendo su negocio, atraer y prestar dinero. El aumento del nivel de morosidad, la pérdida de ingresos a causa de la bajada de los tipos de interés de los préstamos y la caída de depósitos generada por la disminución de la riqueza relativa de buena parte de su clientela son elementos propios del panorama de los próximos meses, por lo que la mayor dimensión de las entidades resultantes puede ayudar a dotarlas de mayor capacidad de respuesta. Sin duda, el proceso servirá para conferir mayor solvencia a las entidades resultantes.

 

Es ASIMISMO una oportunidad en la medida en la que la dualidad de nuestro sistema financiero, que pivota sobre dos modalidades diferenciadas de entidades, la banca privada y las cajas de ahorro, puede salir reforzada con unas entidades como las cajas más potentes para atender sus funciones sociales propias, evitar la exclusión financiera de determinados sectores que la gran banca privada no atiende y contribuir al desarrollo social del territorio mediante la obra social y la propia actividad financiera.

 

Pero también tiene sus peligros, y apuntaremos dos principales: el primero es querer utilizar este proceso para poner fin a esta dualidad del sistema financiero, facilitando la entrada de capital de los bancos privados a través de las cuotas participativas con derechos políticos. Esto significaría cambiar la naturaleza jurídica de las cajas, subvirtiendo así sus finalidades y, como consecuencia, aumentando el mercado potencial de la gran banca.

 

El otro peligro es la pérdida de un modelo de atención de calidad, de proximidad a las personas y al territorio, que requiere del talento y la experiencia acumulada de los trabajadores y trabajadoras de las entidades, desde los servicios centrales hasta el personal de las oficinas. Ello haría perder la viveza y proximidad de las entidades con sus clientes y el conocimiento del entorno en el que actúan y nos acercaría más a un modelo bancario que contrapone la venta del producto a dar respuesta a las necesidades de las personas.

 

Es por todo ello que desde CCOO aceptamos esos procesos, conscientes de su necesidad y de las oportunidades que se abren, pero conjurando los peligros que se apuntan. Ya hemos hecho llegar a las entidades nuestras propuestas y nuestros razonamientos.

 

Partimos de la premisa de que el resultado tiene que ser unas cajas más fuertes y sólidas, con estructuras de costes más ajustadas.

 

Pero no es en el factor trabajo donde tenemos que aplicar las tijeras; todo lo contrario, hay que aprovechar la experiencia y talento acumulado para introducir aquellas innovaciones en procesos y en organización que mejoren la capacidad operativa de las entidades y la relación financiera con sus clientes –empresas, especialmente las pequeñas, y familias–.

 

Por ello insistimos en que hay que situar claramente en la negociación del acuerdo laboral la homologación de condiciones de trabajo y el refuerzo de la estabilidad como elementos que deben facilitar la formación y calificación y la promoción profesional. Tenemos experiencia de otros procesos de fusión que, con ajustes no traumáticos –mediante alternativas viables, soportables económicamente y sin externalizar costes en la sociedad–, han permitido reforzar las entidades y crear nuevo empleo a medio plazo.

 

Por otro lado, es necesario que los procesos de fusión se cierren de forma positiva en relación con el peso de los representantes de los trabajadores en la composición de los nuevos consejos de administración. La experiencia nos ha demostrado que las entidades más solventes son precisamente las que se han situado en los índices más altos de representación que la ley permite y esto ha favorecido la propia eficiencia del funcionamiento de los órganos de gobierno. Al disponer del valor añadido que conlleva la presencia de unos representantes de la plantilla que conocen la realidad cotidiana y la evolución del mercado en el que actúa la entidad, dota de más transparencia el funcionamiento de los consejos, con lo que así se evitan algunas prácticas de opacidad que determinadas entidades privadas han desarrollado en el tiempo y que tantos problemas económicos y morales están generando actualmente.

 

Es por ello que entendemos que es necesario que las nuevas entidades tengan una presencia clara de la representación de los trabajadores, para fiscalizar y hacer más eficientes y transparentes los órganos de gobierno.

 

Finalmente, sería conveniente también aprovechar los procesos de fusión para aumentar la transparencia y control de los salarios variables y bonos que cobran los directivos de las nuevas entidades. Seguro que con ello se transmitiría un mensaje a la ciudadanía de más eficiencia y racionalidad en la utilización de los recursos.

 

Joan Carles Gallego. Secretario general de CCOO de Catalunya

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