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Caja España y Caja Duero acuerdan iniciar su fusión y Caja de Burgos «se descuelga»
Caja España y Caja Duero decidieron ayer por unanimidad iniciar un proceso de fusión del que se desmarcó a última hora Caja de Burgos. La fusión a tres prevista se queda sólo en dos y la entidad burgalesa ya podría estar estudiando emprender un camino similar con otras Cajas de la Comunidad o incluso de fuera.
Caja España y Caja Duero decidieron ayer por unanimidad iniciar un proceso de fusión del que se desmarcó a última hora Caja de Burgos. La fusión a tres prevista se queda sólo en dos y la entidad burgalesa ya podría estar estudiando emprender un camino similar con otras Cajas de la Comunidad o incluso de fuera.
Como no podía ser de otra manera en un proceso con tantos vaivenes, la resolución del mismo tuvo suspense. Caja España era la primera en comunicar que su Consejo había aprobado por unanimidad iniciar el proceso de fusión con Caja de Burgos. Pero hasta ahí llegaron las declaraciones del presidente de la entidad. Santos Llamas, arropado por todos los consejeros, emplazaba a los periodistas a una rueda de Prensa posterior y que variaría en función de lo que sucediera en «la otra» -en referencia a Caja de Burgos-. Algo similar sucedió en Caja Duero. Su presidente tenía previsto comparecer a las ocho de la tarde, pero decidió aplazar su intervención hasta conocer lo que votaba la entidad burgalesa. Una vez conocido, Llamas fue el primero en hablar. Acompañado por los consejeros Isabel Carrasco (PP) y Francisco Fernández (PSOE) para demostrar la unión existente, reconoció que será prácticamente como «empezar de cero» en este proceso, en el que «hay mucho avanzado», si bien hay que «refundirlo» y «adaptarlo» a las dos entidades.
Llamas confió en que, una vez que lo apruebe la asamblea, el 30 de junio «esté registrado y operativa» la entidad resultante en aras a «empezar a funcionar a primeros de julio». Según dijo, el proceso será «rápido», porque «repartir entre dos es más fácil que entre tres, económicamente hablando». Así, los plazos continuarán conforme a lo previsto, es decir, en «febrero o marzo» habrá sendos consejos de administración, de carácter «definitivo», en el que ambas entidades votarán si fusionarse o no. En caso afirmativo, aproximadamente en «marzo o abril» se votará en las correspondientes asambleas generales, un resultado sobre el que Llamas no tiene «ninguna duda» que será positivo.
«Nadie perderá»
Por su parte, Carrasco dio un mensaje de tranquilidad a los trabajadores, ya que en el proceso «se velará» por sus intereses y porque sea «transparente». Por último, el vicepresidente segundo, Francisco Fernández, dijo que el consejo actuó con «responsabilidad», al considerar que la fusión es beneficiosa. Insistió, igual que Carrasco, en que «nadie perderá» el empleo por esta fusión.
A pesar de que ya existían pasos desde que se iniciaran los primeros contactos en el mes de abril, el presidente de Caja Duero, Julio Fermoso, aseguró que se «partirá de cero» sin posiciones previas, aunque teniendo en cuenta los informes que las entidades y expertos han elaborado sobre la situación de ambas instituciones. Fermoso recordó que hace 15 días los presidentes y directores generales de Caja Duero, Caja España y Caja Burgos, presentaron a la Consejería de Economía un plan de viabilidad para el futuro «con el compromiso de devolver unas ayudas a un interés del 8-9% en unos años». Entre tanto, Caja de Burgos «dice que no le viene bien» el calendario fijado por la Consejería, las cajas y el Banco de España, por lo que se decidió pedir una prórroga que vencía el lunes día 9. «La sorpresa, según Fermoso, es cuando este lunes, Caja de Burgos decide convocar un consejo informal, no decisorio, para informar cómo habían ido las cosas». Una decisión que no fue bien acogida por los consejeros de las otras dos entidades de ahorro, lo que levantó molestias en unos consejos ya cansados por las «enormes dificultades» que había planteado la caja burgalesa.
Ahora, y ante la decisión de Caja Burgos de desmarcarse del proceso, los directores generales de las otras dos cajas deberán adaptar las entidades al nuevo escenario en menos de un mes.
«Situación de tensión»
El presidente de la entidad salmantina reconoció que su «sensación personal es de insatisfacción porque el mensaje no ha llegado bien, nadie ha pretendido llevarse la caja de la ciudad pero es importante tomar nota que existe una situación de tensión que es importante evitar. Es incómodo».
El acuerdo alcanzado hace unos días -y que Caja de Burgos quitó validez el lunes- incluía aspectos como que la sede de la Presidencia estuviera en León y que Salamanca acogiera la dirección general ejecutiva. Para Burgos se había otorgada la responsabilidad en las empresas participadas y en departamentos como Tesorería que ahora tendrán que repartirse las otras dos.
J. M. AYALA/R. BLÁZQUEZ
VALLADOLID/SALAMANCA.
ABC