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¿SIP o fusión?
SIP CAI, CAJA INSULAR Y CAJA RIOJA
En Aragón y en España, el sector de las cajas de ahorro está viviendo un proceso de reestructuración que no tiene precedentes en las dos últimas décadas, tras las crisis bancarias de los 80.
En Aragón y en España, el sector de las cajas de ahorro está viviendo un proceso de reestructuración que no tiene precedentes en las dos últimas décadas, tras las crisis bancarias de los 80, y que viene motivado por la actual situación de recesión económica, que toca de modo tan claro y directo al sector financiero y crediticio.
Este proceso está afectando también a nuestras cajas (Ibercaja, CAI y cajas rurales), y frente a la solidez financiera de Ibercaja, es CAI la que se está viendo más afectada por este proceso, ante su posible fusión (virtual o real) con la Caja Insular de Canarias y Caja Rioja. Se plantean tres opciones: el Sistema Institucional de Protección (SIP), la fusión tradicional o la continuación en solitario. De estas tres posibilidades jurídicas y estratégicas, es la del SIP la que plantea más inconvenientes, pues esta figura solo se encuentra regulada en un real decreto del 2008 y en una circular del Banco de España del mismo año, pero ninguna norma regula su forma de constitución o la naturaleza jurídica.
Por todos estos motivos, tal y como se encuentran regulados actualmente los SIP, puede decirse que vulneran el principio constitucional de reserva de ley y también todos los principios de la legislación estatal y autonómica sobre cajas de ahorro, que establecen el carácter social de estas entidades y conceden una estabilidad a los trabajadores que, bien entendida, debe ser un modelo de relaciones laborales pacíficas y con una plantilla bien formada y motivada.
Ante estas importantes lagunas jurídicas, la CAI no debería optar por esta vía (cualquier juzgado o tribunal podría perfectamente paralizar el proceso), y estimo que la mejor solución es que o bien continúe en solitario, o que se fusione con otras cajas, pero manteniendo la naturaleza jurídica de caja y los derechos de los trabajadores, usuarios e impositores.
De este modo, el cese del director general de CAI pone de manifiesto la necesidad de poner en marcha códigos de buen gobierno en las empresas y organizaciones en Aragón, para conseguir una gestión más transparente y eficaz y evitar casos tan claros de mala gestión y mal gobierno de nuestras entidades empresariales, al igual que está sucediendo por ejemplo hoy con el Real Zaragoza.
En definitiva, la CAI, entidad más que centenaria, al igual que Ibercaja, son un instrumento estratégico para el desarrollo de Aragón y por eso las decisiones que se adopten en relación con ambas nos afectan a todos muy directamente.
FUENTE: El Periódico de Aragón - César Ciriano Vela