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Una «caja» de sorpresas
El «culebrón» de la reestructuración del sistema financiero regional parece vivir sus últimos coletazos -o quizás no- y se encamina hacia un panorama que no había sido imaginado por nadie dos años y medio después de que la Junta hiciera famosa aquello tan recordado del «músculo financiero» regional...
El «culebrón» de la reestructuración del sistema financiero regional parece vivir sus últimos coletazos -o quizás no- y se encamina hacia un panorama que no había sido imaginado por nadie dos años y medio después de que la Junta hiciera famosa aquello tan recordado del «músculo financiero» regional...
De todos los agentes implicados en un proceso tan largo como desesperante, sólo uno ha conseguido -de momento- lo que pretendía. Se trata de CajaCírculo. Desde el principio de los tiempos dijo que quería seguir en solitario y ni los «consejos» del Gobierno regional ni el Banco de España han logrado moverle un ápice del sitio en el que estaba. Es cierto que no ha contribuido a reforzar nada, pero siempre podrá presumir de llevar su coherencia hasta el límite.
El resto de las Cajas no tienen tanto de qué presumir. Es cierto que Caja de Burgos parece que está a punto de conseguir que sus deseos actuales se hagan realidad. Está cerca de entrar a formar parte de ese ambicioso proyecto que es Banca Cívica, pero no era este su proyecto soñado. Al menos así lo confesó su presidente, José María Arribas, el día después de anunciar la ruptura con las propuestas de la Junta y el PSCL de una integración regional. En aquel momento fue muy claro: lo mejor para la entidad era una fusión con su vecina CajaCírculo. Ésta le negó hasta tres veces antes de que Arribas se animara a buscar otros caminos que le llevaron al encuentro con navarros y canarios después ser él el que rechazara a Caja Duero y Caja España en el último momentos
Ni la salmantina ni la leonesa pensaban hace poco más de un año que iban a acabar juntas y en buena armonía. Las dos grandes, rivales desde el respeto, se han visto avocadas a una fusión que les convence tanto ahora como desechaban no hace demasiado.
En Caja de Ávila y Caja Segovia aún están sorprendidas de poder integrarse en Banca Cívica. Las dos entidades siempre han sido remisas a cualquier movimiento y confiaban en una llamada de Caja Madrid que no se ha llegado a producir.
En la parte política, tanto la Junta como el PSCL -de la mano en todo el proceso- se han tenido que conformar con una solución que se aleja de la que ellos propusieron en octubre de 2008 y que pasaba por una integración regional. La pasividad total de las entidades y el apremio del Banco de España no les ha dejado otra alternativa que adaptarse a las circunstancias.
Tampoco los sindicatos y los empresarios -con discrepancias en algunas de sus secciones y provincias- tampoco han visto colmada sus expectativas.
ABC