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Las cajas de los dos reinos
Fusiones e integraciones abren áreas de expansión en la comunidad a los nuevos grupos
El sistema financiero de Castilla y León, compuesto hasta hace poco más de un año por seis cajas de ahorro con raíces en la comunidad autónoma, más otra media docena de cajas rurales y alguna entidad más de las que han sido absorbidas por otras corporaciones más grandes, se modifica. Si los procesos abiertos en este momento logran cuajar, en los próximos meses surgirán dos grupos con mayores dimensiones que las cajas que han gestionado los ahorros de muchos de los castellanos y leoneses durante las dos últimas décadas. Y las nuevas entidades recuerdan, con su estructura territorial, los reinos históricos de León y de Castilla, o más atrás aún, la monarquía leonesa y los suelos adjudicados a la dinastía condal de Castilla. En medio, un amplio espacio para expandirse para ambas agrupaciones.
El sistema financiero de Castilla y León, compuesto hasta hace poco más de un año por seis cajas de ahorro con raíces en la comunidad autónoma, más otra media docena de cajas rurales y alguna entidad más de las que han sido absorbidas por otras corporaciones más grandes, se modifica. Si los procesos abiertos en este momento logran cuajar, en los próximos meses surgirán dos grupos con mayores dimensiones que las cajas que han gestionado los ahorros de muchos de los castellanos y leoneses durante las dos últimas décadas. Y las nuevas entidades recuerdan, con su estructura territorial, los reinos históricos de León y de Castilla, o más atrás aún, la monarquía leonesa y los suelos adjudicados a la dinastía condal de Castilla. En medio, un amplio espacio para expandirse para ambas agrupaciones.
Caja España y Caja Duero sellarán el martes, si mañana logran superar las últimas discrepancias, la fusión de una entidad que contará con unos activos de 52.982 millones de euros. Ambas, las dos de mayor volumen de la comunidad, unen sus fuerzas y generan una entidad aún más grande, pero territorialmente su expansión no llega a todos los rincones de Castilla y León. Su espacio natural se despliega por las provincias que dan sede a las dos entidades, León y Salamanca, y también por las otras cuatro provincias de la comunidad donde existieron cajas fusionadas en anteriores procesos, dos en Valladolid, dos en Palencia, una más en Zamora y otra en Soria. Los territorios de expansión, además de Madrid, se centran en la margen izquierda del río Pisuerga, la línea imaginaria que una vez separó León de Castilla. Al igual que entonces, los territorios entre el Pisuerga y el Cea (Valladolid y Palencia) son espacio en liza y además, de los más valorados dada la concentración industrial que existe en ambas provincias. Hacia el sur, la línea del Duero marcaría de nuevo la división, esta vez financiera, de los dos reinos o del reino y el condado casi independiente, como se prefiera.
Caja de Ávila y Caja Segovia, en la margen izquierda del padre Duero, velarían por la extremadura castellana para su nuevo grupo cooperativo, Banca Cívica. Casi como en la alta Edad Media, el apoyo navarro de Caja Navarra daría cohesión a este segundo grupo conformado por las entidades segoviana, abulense, y por una de las dos con sede en la 'caput castellae', en la Cabeza de Castilla, Caja de Burgos. Los entresijos de la fusión e integración de las cajas de ahorro reagrupan reinos que ya sólo existen en los libros de historia y ahora, en las finanzas.
Áreas de negocio
La división tiene trascendencia, porque señala espacios que supondrán áreas de crecimiento para las nuevas entidades nacidas de la reagrupación. La futura Caja España de Inversiones, Salamanca y Soria, Caja de Ahorros y Monte de Piedad, que es el nombre oficial de la fusionada al oeste de la comunidad, tendrá como ámbito de nuevo negocio las provincias de Burgos, Segovia y Ávila, precisamente donde asientan sus reales las entidades suscritas a Banca Cívica, al menos Caja de Burgos, que prepara la asamblea para unirse definitivamente a este sistema integrado de protección y solvencia para el 27 de marzo próximo.
Caja Segovia y Caja de Ávila han acordado iniciar la negociación para incorporarse, con alguna condición especial, como que los acuerdos que se adopten partan de cero y que se incorporen al plan con las mismas condiciones que las tres 'fundadoras': Caja Navarra, Caja Canarias y Caja de Burgos. El término fundadoras lo utilizó el martes último, por primera vez, el presidente de la caja burgalesa, José María Arribas, en la jornada donde el consejo de administración votó a favor de la inclusión en la iniciativa que lidera la entidad navarra.
A pesar de que en los próximos meses, si se cumplen los planes para la fusión, Caja España cerrará 137 oficinas y otras 116 Caja Duero, el ente que nace de la fusión de ambas tratará de extender su red de agencias por territorios como Ávila o Segovia, donde en la actualidad cuenta con una mínima presencia, en ocasiones sólo una o dos sucursales en las respectivas capitales de provincia. Asentada más allá de las provincias salmantina y leonesa, también deberá superar las suspicacias crecidas durante la negociación, cuando incluso el alcalde de Valladolid -que hasta hace unos meses fue vicepresidente de Caja Duero- indicó que habría que pensarse dónde se depositan los fondos de los vallisoletanos si esta nueva entidad no tiene en cuenta en su reparto de sedes y obra social a la capital que sustenta el mayor número de oficinas.
Al otro lado, en Burgos, las cosas se ven de manera distinta. Caja de Burgos, cuando era la única entidad de la comunidad incluida en Banca Cívica, contaba con un claro territorio de expansión. De hecho, la división llevada a cabo durante las negociaciones dejaba para la caja con sede en Pamplona las comunidades de La Rioja y el País Vasco, mientras que la burgalesa se adjudicaba toda Castilla y también León además de Cantabria. Todo un reino financiero de Castilla, con excepción de la región riojana, con capital en Burgos. Como Caja Canarias permanecería en el territorio insular, Banca Cívica, el ente cooperativo que las integra, se extendería por el resto de España, y del mundo.
Puntualizaciones
En Ávila y en Segovia no lo ven así. Quieren su trocito, su espacio, su zona de influencia que, de aplicarse y aceptarse en el trámite negociador será en detrimento del concedido a Caja de Burgos. Esta caja centraliza ahora el 45% de su negocio en la provincia de Burgos y el 15% en el resto de Castilla y León. Pero según fuentes de la entidad, de ese 15%, el 99% está en Valladolid y prácticamente todo en la capital. El resto, tierra por conquistar pero ahora de forma compartida. Con todo, no es la única reticencia de las otras dos, que también quieren que se valore su negocio en Madrid, provincia vecina de ambas y en la que tienen asentadas un buen número de oficinas. Que toda la Comunidad de Madrid se reserve para Banca Cívica no acaba de cuadrar en las direcciones de estas dos entidades.
Estas serán algunas de las divergencias que tendrán que solventarse durante estos meses, cuando comience la valoración de activos y patrimonios de Caja Segovia y Caja de Ávila para calcular la proporción de su negocio dentro de Banca Cívica, el porcentaje de representación que les corresponderá y los votos ponderados con los que podrán defender sus intereses en el seno de la agrupación.
Las dos partes aprestan sus estrategias porque al otro lado de sus respectivas líneas, todo está por ganar.
El Norte de Castilla