Archivado en Noticias, Fusiones
Predicar o dar trigo
Opinion
Lo anunciamos aquí la pasada semana, el Banco de España prepara la intervención de una caja de ahorros en torno a la Semana Santa y el gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, lo confirmó esta semana, en tono castizo: "U os fusionáis o intervengo".
Lo anunciamos aquí la pasada semana, el Banco de España prepara la intervención de una caja de ahorros en torno a la Semana Santa y el gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, lo confirmó esta semana, en tono castizo: "U os fusionáis o intervengo". Más claro, el agua. Felicito al gobernador por su franqueza. Antes del verano, en elEconomista publicamos que había siete cajas con problemas. La reacción del Banco de España fue emitir un desmentido oficial. Pero unos meses después, el propio Ordóñez tuvo que confesar que la tercera parte de este tipo de entidades está en dificultades. En elEconomista siempre hemos tenido la virtud de adelantarnos a los acontecimientos.
En la lista de intervenciones quirúrgicas urgentes están Caja Sur y Caixa Galicia. Los gestores de la caja cordobesa, propiedad de la Iglesia, siguen sin hacer los deberes. La entrada en la lista negra de la entidad gallega tiene mucho que ver con el conflicto con el presidente de su autonomía.
Los rumores de intervención (y digo rumores bien alto, porque no hay nada seguro) de la caja gallega han sustituido a los existentes sobre Caja España. ¿Por qué? En mi opinión está relacionado con la actitud del presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, que se ha plegado a las peticiones de Ordóñez. En un primer momento estaba empeñado en crear la gran caja regional, mediante la unión de Caja España, Caja Duero y Caja Burgos.
Herrera, con buen criterio, y en contra de la opinión de su consejero de Economía, Tomás Villanueva, dejó libertad a José María Arribas, presidente de Caja Burgos, para unirse a la fusión fría liderada por Caja Navarra, al igual que harán Caja Ávila y Caja Segovia. Es más inteligente dar oportunidad a las entidades para salvarse, que obligarlas a unirse aun a riesgo de quedarse sin nada. El Banco de España santificó esta semana la posible boda entre Caja España y Duero, pese a su riesgo de naufragio.
En Galicia, su presidente, Alberto Núñez Feijóo, está obsesionado en crear la caja gallega unificada. ¡Qué manía con lo del caballo grande, ande o no ande! Es extraño que con lo inteligente que es Feijóo se deje llevar por la presión política del BNG.
La auditoría de KPMG, elaborada por encargo de la Xunta, prevé la supresión del 25 por ciento del empleoyde lasoficinas encaso de unión entre las dos cajas gallegas. Y eso teniendo en cuenta que es un plan pagado para dar una visión optimista y apoyar la fusión, que es como se hacen estas cosas.
Feijóo ha osado recurrir el Frob, el marco creado por el Gobierno para rescatar las cajas. Y no contento con ello, se ha buscado la alianza de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, para ir también contra este instrumento jurídico. La santa alianza de Feijóo y Aguirre deja en la cuneta las aspiraciones del nuevo presidente de Caja Madrid, Rodrigo Rato, de absorber la caja gallega.
Ordóñez quiere trasladar al mercado una lección sencilla: quien se guíe por consignas políticas, corre el riesgo de desaparecer. La cuestión que emerge de todo esto es en qué medida el Banco de España actuará como arma arrojadiza para meter en cintura a las autonomías rebeldes.
¿Por qué se pone el foco ahora en Caixa Galicia y no en otras, en situaciones parecidas? La entrada en Caja Sur tendría menores connotaciones políticas. En Unicaja, Braulio Medel intenta sin éxito aparente controlar la caja de la Iglesia. El gobernador, al igual que le ocurrió al anterior presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorro (Ceca), Juan Ramón Quintás, ha pasado de defender estas entidades a criticarlas. El plazo para aplicar el Frob, el 30 de junio, se acaba y todos están muy nerviosos. Pero no se engañen, la culpa es de Ordóñez, que ha perdido casi dos años en maniobras dilatorias, en vez de tomar decisiones drásticas, como amenaza ahora.
Es poco coherente que critique por ahí la política de improvisación económica y laboral de Zapatero, cuando él ha hecho lo mismo en su sector. Ya se sabe que no es lo mismo predicar que dar trigo.
Amador G. Ayora
El Economista