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Sólo es una fase

«El sector financiero español, especialmente el constituido por las cajas de ahorro, debe reestructurarse siguiendo los pasos de consolidación ya acom

La necesaria reestructuración del sector de cajas de ahorro en España avanza, aunque despacio, demasiado despacio. Hace meses que se sabe lo que hay que hacer y, en general, personalismos, localismos y dificultades técnicas se han superpuesto y casi todas las fusiones anunciadas han pasado por momentos difíciles. La situación en Castilla y León ha mejorado mucho de unos meses a esta parte, pero aún no hay nada definitivo. No puede olvidarse que las asambleas son el máximo órgano de gobierno de las cajas de ahorro, y hasta que éstas no aprueben sus planes de fusión, todo son buenas intenciones, firmen lo que firmen sus presidentes y consejos.


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La necesaria reestructuración del sector de cajas de ahorro en España avanza, aunque despacio, demasiado despacio. Hace meses que se sabe lo que hay que hacer y, en general, personalismos, localismos y dificultades técnicas se han superpuesto y casi todas las fusiones anunciadas han pasado por momentos difíciles. La situación en Castilla y León ha mejorado mucho de unos meses a esta parte, pero aún no hay nada definitivo. No puede olvidarse que las asambleas son el máximo órgano de gobierno de las cajas de ahorro, y hasta que éstas no aprueben sus planes de fusión, todo son buenas intenciones, firmen lo que firmen sus presidentes y consejos.
Pero más allá del riesgo inherente a la celebración de toda asamblea (no hay más que recordar la 'espantada' protagonizada en el 2008 por la Kutxa, que no logró aprobar su fusión con la BBK por tan solo cuatro votos de un total de 100 compromisarios), el mapa de cajas avanza hacia una primera fase de reordenamiento a la que le seguirán otras.
El sector financiero español, especialmente el subsector constituido por las cajas de ahorro, debe reestructurarse siguiendo los pasos de consolidación ya acometidos por los bancos hace años. Si el sector de bancos patrio lo componen menos de diez entidades independientes, no parece viable que el de cajas de ahorro supere la cuarentena, cuando sus volúmenes de negocio doméstico son similares. Está demostrado que en el sector financiero el tamaño sí importa, tanto para lograr economías de escala como, especialmente, para obtener financiación en unos momentos realmente complejos.
La crisis nacional y la internacional se superponen y dan como resultado un sector sobredimensionado que necesita una reordenación. El sistema en su conjunto es viable, pero su configuración actual debe modificarse. En grandes cifras, el excedente puede cifrarse en un 30%: 30% de activos, de oficinas, de empleados. Es duro, pero toda reestructuración lo es.
Vaya por delante que no todas las entidades están igual, ni mucho menos. Las hay saneadas, sin problemas de balance y que pueden afrontar el futuro en solitario, protagonizando absorciones de entidades menores en dificultades o mediante alianzas sin ajustes severos y sin ayudas. Este es el caso del Sistema Institucional de Protección (SIP) promovido inicialmente por Caja Navarra, del que ahora forman parte Caja Canarias y Caja de Burgos y al que muy probablemente se adhieran Caja Segovia y Caja de Ávila. Se trata de un mecanismo de aval mutuo, sin ayuda de ningún tipo, que permite reforzar el balance del conjunto y obtener algunas sinergias. De esta forma, entidades que parten de una buena posición se fortalecen para un futuro que no parece sencillo.
Las entidades que encaran procesos de reestructuración recurren al FROB para ajustar balances, capacidades, medios y empleo. Es el caso de Caja Duero y Caja España, entidades que han visto cómo sus resultados han disminuido de forma notable, fundamentalmente por la necesidad de provisionar créditos morosos, y que tendrán por delante años duros, pues las ayudas no son gratis. Se trata de créditos al 7,75%, pagaderos en cinco años y que limitan de forma explícita parte de la actividad. Al margen queda Caja Círculo, entidad pequeña, pero que parece preferir mantenerse en solitario en estas aguas turbulentas.
La foto actual probablemente no es la definitiva. En el corto plazo hay una lucha por la supervivencia, por disponer de liquidez suficiente para responder a los vencimientos de deuda y por evitar el deterioro del capital por las pérdidas. Los retos futuros serán aun mayores. Los primeros borradores de los nuevos requerimientos de liquidez y capital, conocidos como Basilea III, son muy exigentes con la banca, en general, y con las cajas de ahorro, en particular. No queda nada claro que los instrumentos híbridos usados hasta la fecha (las preferentes) puedan computar como capital; éste se verá drásticamente reducido por las participaciones y, además, se van a elevar los niveles regulatorios. Por otro lado, las exigencias de liquidez serán mayores y el factor de transformación de la banca minorista (prestar a un plazo y financiarse a otro) queda en entredicho. Si sumamos estos efectos a unas cuentas de resultados muy debilitadas y a unos balances dañados por la morosidad, el horizonte es tremendamente complejo. La reestructuración deberá ser mayor de la prevista inicialmente y, muy probablemente, la nueva Ley de Cajas marcará el camino, tanto para la reposición de capital (cuotas participativas), como para acometer con garantías fusiones de entidades con sedes en diferentes comunidades autónomas.
Más bien antes que después, habrá otras oleadas de fusiones, de las 'frías' (es decir tipo SIP), pero sobre todo de las 'calientes', absorciones o reestructuraciones. El mapa que se cierre a 30 de junio, fecha tope para acogerse al FROB, sólo será un fotograma de una película de la que, como máximo, quedarán entre diez y quince entidades, la gran mayoría con activos en torno a los 100.000 millones de euros, es decir, sólo algo por debajo de lo que hoy es Caja Madrid.
La visión política del Gobierno autonómico y de la oposición ha sido favorecer la creación de una gran caja castellana y leonesa. Los rectores de las cajas, haciendo uso de su legítima independencia, no han querido, o podido, cumplir este deseo. Hoy hay tres polos, Duero-España, SIP Burgos, Ávila y Segovia (y otras cajas externas) y Caja Círculo. Seguro que dentro de cinco años la foto es diferente. En Italia la reestructuración de cajas duró diez años, aquí sólo está empezando.

JOSÉ ANTONIO BUENO
Norte de Castilla

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