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Dos más dos suman... ¿cuatro?, ¿cinco?, ¿tres..?
La publicación en mayo del año pasado de las cifras abonadas por las cajas de ahorro de Castilla y León a sus altos cargos y a sus consejeros provocó al dia siguiente la llamada telefónica del secretario general de una de esas entidades a este periódico. Exigió una explicación y, sobre todo, una rectificación porque, indicó, era «imposible» que los consejeros hubieran cobrado las cantidades que se indicaba. Hubo que explicar que el trabajo recogía la propia memoria de la caja, firmada por los auditores correspondientes y aún así, insistió en que «no era posible». Sólo cuando se le resaltó que si lo que quería señalar era la existencia de errores en el documento, a pesar de la firma página por página del auditor, fue cuando expuso: «Está bien. Lo pasaré a los técnicos, a ver qué me dicen». No hubo nuevas llamadas.
La publicación en mayo del año pasado de las cifras abonadas por las cajas de ahorro de Castilla y León a sus altos cargos y a sus consejeros provocó al dia siguiente la llamada telefónica del secretario general de una de esas entidades a este periódico. Exigió una explicación y, sobre todo, una rectificación porque, indicó, era «imposible» que los consejeros hubieran cobrado las cantidades que se indicaba. Hubo que explicar que el trabajo recogía la propia memoria de la caja, firmada por los auditores correspondientes y aún así, insistió en que «no era posible». Sólo cuando se le resaltó que si lo que quería señalar era la existencia de errores en el documento, a pesar de la firma página por página del auditor, fue cuando expuso: «Está bien. Lo pasaré a los técnicos, a ver qué me dicen». No hubo nuevas llamadas.
Pero la sorpresa del técnico puede ser comprensible cuando se observan los documentos entregados por las cajas a las autoridades que regulan el sistema crediticio español. Los datos de los informes de Gobierno Corporativo a veces no coinciden con las memorias anuales que, entregadas en la CNMV aparecen bajo el epígrafe de «limpias». De esta forma, la suma de las retribuciones a corto plazo correspondientes al año 2009 de los miembros del consejo de administración de Caja España es de 273.000 euros, según se recoge en la página 37 de la memoria del año 2009 de esta entidad. Una cantidad que no coincide con la remuneración de 268.000 euros que señala para el consejo de administración como remuneraciones en concepto de «dietas por asistencia y otras remuneraciones análogas». Aún coincide menos si se le suman las remuneraciones a los consejeros por asistencia a otras comisiones o los 506.000 euros recogidos, aquí sí, como percepciones por asistir a reuniones en otras empresas participadas por la caja.
En Caja Duero ocurre algo parecido. Esta entidad señala en la memoria unas remuneraciones al consejo de 429.420 euros en el año 2008 que se convierten en 509.000 euros en el informe de Gobierno Corporativo. Y lo mismo se repite también en Caja de Burgos, con unas remuneraciones en la memoria de 266.000 euros que crecen más tarde hasta los 344.000. Se produce además otra diferencia en estos casos, que ni siquiera coincide la cantidad correspondiente exclusivamente a las asistencias al consejo de administración. En Caja de Burgos aplican por este concepto 257.000 euros en el informe a la CNMV, pero la suma de lo percibido por cada uno de los integrantes en la memoria auditada se va hasta los 266.000 euros. Algo similar le pasa a Caja Segovia, donde los números bailan de los 185.100 euros de la suma, una por una, de las percepciones individualizadas de la cantidad apuntada en el otro informe: 176.000 euros. Coinciden en Cajacírculo, aunque en esta entidad, donde ninguno dice cobrar, hay 7.000 euros que no deben ser de nadie.
Norte de Castilla