En las últimas semanas, agudizado acaso desde la marcha de la Presidenta, la política comercial y de recursos humanos del banco ha entrado en una peligrosa espiral. Parece como si el nerviosismo y la incertidumbre se hubieran apoderado de nuestros dirigentes y hayan dejado de lado toda norma de comportamiento. Solo buscan mantenerse en el cargo cueste lo que cueste, penalizando y fustigando a la plantilla, haciéndola culpable de la situación.
No es admisible que el brutal impacto de coste económico que tienen los sueldos de las Direcciones Territoriales, los UBMs y algunos cargos intermedios solo sirva para que nos controlen. Todo lo centran en la producción diaria, en confeccionar listados, en llamar mil veces por lo mismo, en organizar reuniones y multiconferencias a cualquier hora, en enviar infinidad de correos... en definitiva, en dificultar el trabajo diario de las oficinas con el único fin de justificar su salario.
Estos directivos deben recordar, y de ello nos vamos a encargar nosotros, ya sea por la vía del diálogo o en los tribunales si es necesario, que existen unos derechos laborales y unas leyes que ellos también deben cumplir.
No es admisible imponer jornadas interminables, reuniones, cursos o multiconferencias al antojo de cualquier jefecillo; ni son jefes de nuestra vida ni de nuestro tiempo.
No es admisible volver a la ineficaz caja diaria, a la inmediatez de los resultados, al solo vale lo de hoy y hecho como sea; esto no es un proyecto que finaliza mañana, lo nuestro es o debe ser un proyecto de futuro.
No es admisible que la productividad sea manejada a su antojo y como arma arrojadiza, elevando hasta lo imposible sus exigencias arbitrarias y fuera de la lógica del actual mercado.
No es admisible tener un clima laboral en declive permanente donde la ansiedad, el estrés y el miedo han sustituido a la motivación y la implicación de la plantilla, dejando en evidencia que el trato a las personas es más propio de empresas tercermundistas que de empresas instaladas en el siglo XXI.
Es necesario un giro radical en la política de recursos humanos donde, de verdad, las personas sean el principal activo y no solo un número que contabilizan a su antojo, donde los derechos, la consideración y el respeto sean valores en alza.
Es necesario un giro radical en la política comercial, con planteamientos más racionales, más consecuentes con el momento económico actual, que trate al cliente como un valor a conservar y que respete y valore, de una vez por todas, la demostrada profesionalidad de la plantilla.
Desde Comfia-CCOO vamos a tratar por todos los medios que la racionalidad, el respeto y la consideración estén presentes en el día a día, y nuestro esfuerzo e implicación para ello va a ser total y en todos los ámbitos.
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26 de Noviembre de 2010