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Las claves de la Deuda española
CAJA BADAJOZ. DEUDA PUBLICA.
Al finalizar el año 2010, la deuda acumulada por el conjunto de las administraciones públicas españolas era de 638.767 millones de euros.
Pero una cifra absoluta es poco significativa. Un indicador más relevante es la ratio de deuda pública/PIB.
En 2010 el endeudamiento público de la zona euro se situó en el 85,1% del PIB frente al 60,1% de España. Es decir, nuestro país estaba 25 puntos por debajo de la media. Y la diferencia con los grandes países era similar o mayor en algunos casos: 23 puntos por debajo de Alemania, 22 puntos menos que Francia y, sobre todo, 59 puntos menos que Italia, la cuarta economía de la UE que duplica la ratio de la deuda española. España, por lo tanto, no tiene un problema con su deuda soberana. O, dicho de otra forma, dentro de los grandes países de la UE, somos el que menos problemas tiene.
Ahora bien, este dato no puede ocultar una negativa evolución de las cifras de deuda del conjunto de la UE y, por lo tanto, también de España en los años de la Gran Recesión. Porque los problemas de deuda privada generada con el estallido de la burbuja financiera-inmobiliaria se han trasladado en buena medida a la deuda pública. En 1996 nuestra deuda soberana equivalía al 67,4% del PIB. En ese año se inició un proceso de reducción sostenido hasta llegar al 36,1% en 2007. De esta larga serie temporal se pueden sacar varias conclusiones relevantes para estimar en qué grado está el problema de nuestra deuda actual.
La primera conclusión es que en 2010, tres años después de iniciada la crisis, la deuda pública acumulada está, en términos de PIB, casi al mismo nivel que teníamos al empezar la década. La segunda es que la ratio de la deuda/ PIB se redujo en cada uno de los años desde 1996 a 2007, hasta acumular una disminución de 31 puntos, alcanzando en este ejercicio un mínimo histórico.
La tercera es muy relevante porque lo que explica la reducción del peso de la deuda en el pasado ha sido el crecimiento del PIB nominal, de tal forma que en el futuro la reducción del peso de la deuda dependerá más del crecimiento nominal del PIB que de alcanzar superávits presupuestarios que permitan reducir el nominal de la deuda. Los problemas de sostenibilidad de la deuda pueden ser de dos tipos: la posibilidad de seguir acudiendo a los mercados financieros para refinanciar la deuda vencida o cubrir nuevas necesidades de financiación; y/o que el servicio de la deuda se convierta en una pesada losa sobre las cuentas públicas.
Para tener una opinión fundamentada acerca del nivel de sostenibilidad de la deuda española, analizamos su coste financiero y las necesidades de financiación/refinanciación en los próximos años. En 2010, los intereses generados por la deuda fueron 20.423 millones de euros, una cifra que equivale al 1,9% del PIB. En 1996 alcanzó el 5,23% del PIB, valor casi tres veces superior al de 2010. La ratio intereses/PIB se mantiene en 2010 en niveles históricamente bajos en nuestro país y por lo tanto sigue sin representar un problema de sostenibilidad.
La comparación con el país de referencia de la ortodoxia financiera de la UE es determinante en este sentido. En el año 2010, Alemania pagó en intereses de su deuda lo equivalente al 2,4% de su PIB. Por otro lado la deuda española está relativamente bien estructurada en sus plazos de vencimiento. En 1987, la vida media de la deuda española era de 2,72 años; en 1997 ya eran 4,24 años, para llegar a superar los 6 años en 2003 y cerrar el 2010 con una vida media de 6,62 años. Esto significa un peso cada vez mayor de la financiación a más largo plazo, lo que proporciona mayor estabilidad a la estructura de financiación y menor necesidad de acudir a los mercados de deuda para financiar vencimientos.
La deuda pública española está repartida, un 56% entre prestamistas españoles y el 44% restante, 267.628 millones, en manos de prestamistas del resto del mundo. Por lo tanto, la mayoría de compradores de deuda española son instituciones, entidades y empresas españolas, si bien el peso de los compradores exteriores es cada vez mayor. El principal comprador no residente de deuda española son los bancos centrales de otros países, en especial de Estados europeos, que suponen el 32%, casi un tercio, de los inversores no residentes. Le siguen el grupo de las familias y empresas no financieras, que tienen otro 29%.
Las entidades financieras y las empresas de seguros tienen comprado el 23% de la deuda en manos externas, de tal forma que sólo el 16% del total de la deuda en poder de no residentes pertenece a fondos de inversión y de pensiones. Si se tiene en cuenta que la deuda en poder de los no residentes es el 44% del total, se concluye que la participación en el total de la deuda soberana en circulación en manos de fondos de inversión y de pensiones no supera el 7% del total de la deuda pública española. Demasiado poco para que ellos solos puedan llevar a nuestro país a la insolvencia. Manuel Lago Peñas Economista. Sindicato Nacional de CCOO de Galicia