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182.000 razones para la rebeldía
CAJA3. EXTREMADURA.
Esta región extremeña no puede seguir asistiendo cabizbaja, impávida y muda a la escenificación de este gran desfile del «traje del emperador». Todos debiéramos ser el niño del cuento para denunciar y rechazar, a voz en grito y todos a una, la desnudez del emperador
La sociedad extremeña no debe seguir aceptando impasible e irremediablemente aquellas situaciones negativas que le afectan de manera directa para su propia existencia como tal, articulación y convivencia pacífica y democrática. Por muy inseguros y medrosos que nos sintamos colectivamente o egoístas e insolidarios que nos presentemos individualmente, resultaría chocante que no experimentáramos una cierta sacudida de conciencia ante los últimos datos revelados por la Encuesta de Población Activa, así como por la deriva de fractura social y económica cada vez más patente en nuestro entorno. Nos encontramos ante la realidad más dramática conocida en Extremadura en las últimas décadas, en lo que a escenario económico, social y de mercado de trabajo se refiere. Al 35,56% de tasa de paro, 181.600 personas, hay que añadir que más de 70.000 carecen ya de una prestación mínima para subsistir, que casi el 20% de los hogares extremeños tienen a todos sus miembros en paro, la segunda tasa más alta del país; y que sólo en el 54% de los hogares, la segunda más baja del país, trabajan todos sus miembros. En los últimos dos años la tasa de paro ha crecido más de diez puntos porcentuales, 57.000 nuevos parados. En este periodo han desaparecido 44.400 empleos, un destrozo de ocupación sin parangón. La tasa de hogares extremeños con todos sus activos parados casi se ha duplicado, disparándose en más de cinco puntos respecto de la española. Extremadura está sumida en una profunda depresión económica y hoy vale bastante menos, tras la consecutiva caída del PIB de estos años, por encima de la media española en los últimos tres, con las nefastas consecuencias para el empleo, los servicios esenciales y el deterioro de las condiciones de vida de la ciudadanía. Somos más pobres y nuestra convergencia con España ha caído casi dos puntos y medio en tres años. Nuestro PIB/habitante es el más bajo de todas las comunidades autónomas (15.394 euros), la mitad que el del País Vasco y 7.400 euros menos que la media nacional. Por si fuera poco y a pesar de haber obtenido el campeonato absoluto del objetivo del déficit en 2012, debemos más que hace un año y la deuda pública extremeña se incrementó en 415 millones de euros, hasta alcanzar los 2.436 millones. Este conjunto de frías cifras tiene detrás personas y proyectos, frustraciones y dramas, pobreza, hambre, desahucios, opacidad de la dignidad, pérdida de empleo y de empresas, depauperación salarial y de condiciones de vida y trabajo. Arrojan la realidad palmaria de la sociedad y de la economía extremeña actual y su caída en picado desde que, hace ahora tres años, se impusiera por las élites financieras con la connivencia de las instancias europeas y los respectivos gobiernos nacional y autonómico, una política «austericida» laminadora de las clases populares. La realidad de estas cifras y su traducción social contrastan claramente con el «milagro extremeño», la «economía en expansión», «la Extremadura versus Israel», «el ONE», «el Invest in Extremadura»
que va contando por ahí el Presidente de la Junta en los múltiples foros mediáticos, autocomplacientes y propagandísticos, que repetidamente le montan. Unos y otros han colocado a Monago en una inmensa burbuja, donde la realidad que percibe y el aire que respira no se corresponden con la percepción y el aire que respiramos el resto de mortales extremeños. Queda por saber, para no reproducir el cuento de Andersen, si el traje está confeccionado a medida con tejidos reales o es invisible y, en todo caso, si él es su propio sastre o no. A Monago le sobran hooligans, comunity manager y asesores que nunca asesoran, sino que cobran para mantener hermética la burbuja, libre de filtraciones y de aires nuevos. Y le faltan personas para gobernar esta realidad desde la verdad, con tacto y normalidad, dentro de la excepcionalidad que cada situación requiera. Personas que disipen la nube en la que está colocado y que le normalicen con la preocupación, con el insomnio, con la tarea cotidiana de mirar las penurias y las incertidumbres, con el compromiso colectivo y democrático, con el liderazgo humilde, con el diálogo político y social integrador, sin prepotencia ni triquiñuelas
Que le normalicen con los cientos de empresas y negocios que han desaparecido, con esos cientos de otras de todos los sectores, muy tocadas, que están a punto de desaparecer si nadie lo remedia, chequeándolas, mimándolas y estabilizándolas, evitando que se sigan haciendo concursos públicos con bajas más que temerarias, a proveedor único, sin tener en cuenta la calidad del servicio, del empleo o que las plusvalías y parte de la fiscalidad generadas traspasen nuestras fronteras. Que le normalicen con la necesidad de generar empleo y actividad económica sin apriorismos ideológicos y estéticos, con la protección de las personas y con el reforzamiento de las convicciones democráticas y de la articulación de la sociedad como elementos claves para levantar cabeza. Esta región no puede por más tiempo seguir asistiendo cabizbaja, impávida y muda a la escenificación de este gran desfile del «traje del emperador». Los medios de comunicación, la sociedad civil articulada, los trabajadores y empresarios, los cientos de miles de hombres y mujeres de esta tierra, desde los diversos intereses, en un verdadero ejercicio de rebeldía y responsabilidad con el presente y futuro de Extremadura, debiéramos ser el niño del cuento para denunciar y rechazar, a voz en grito y todos a una, la desnudez del emperador, de sus acólitos y pajes. JULIÁN CARRETERO CASTRO, SECRETARIO GENERAL DE CC OO DE EXTREMADURA