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Uno de mayo: no es un día más.
No es tan solo un festivo más
El
1º de mayo surgió como una jornada de solidaridad y reivindicación
internacional, en la que todos los trabajadores y trabajadoras del planeta nos
movíamos en un objetivo común: la defensa y mejora de nuestras condiciones y derechos
laborales. También de los sociales.
Hoy
más que nunca estamos obligados a recuperar ese espíritu. Tenemos que arrimar
el hombro, tú también. Los tiempos no pintan bien, los recortes sobre
prestaciones sociales se suceden unos tras otros, las privatizaciones de lo
público a favor de lo privado campan a sus anchas. Si no te mueves ahora,
pronto recordarás con nostalgia lo que se ha venido a llamar el estado de
bienestar.
Eso
en el campo de lo social. En el laboral, que es el que más nos ocupa, el
panorama es negro intenso. ¿Agoreros? No, los datos están ahí, recién salidos
del horno. ¿Conoces la EPA del primer trimestre? Viene acompañada de un fuerte
tufo a chamuscado.
No
es tu caso, pues te hemos podido mandar esta nota a tu puesto de trabajo. Tan
solo un par de datos: las personas sin empleo han llegado a la friolera cifra de
6.202.700 (27,16%) y los hogares con todos sus miembros sin trabajo alcanzan el
1.906.100.
¿Qué
hay de tu sector de actividad, el financiero, otrora lugar de seguridad
laboral? Irreconocible. Ha retrocedido a niveles de empleo de hace 25 años y
todavía no ha tocado fondo. Tras los ERE en vigor de CAM, Bankia, NGC Banco,
Banco Valencia, Unim o Banca Cívica se anuncian otros como los de CEISS,
Barclays, BMN, Liberbank o Caja 3, con pretensiones empresariales en
destrucción de empleo inaceptables.
Como
puedes ver, mientras aquí vivimos bajo el paraguas de un acuerdo laboral que
nos protege hasta el 2015, la realidad del despido se cierne sobre muchos miles
de compañeros y compañeras de profesión y la persiana echada se vislumbra sobre
también miles de oficinas. Esta es la situación que atraviesan tanto las
plantillas como las empresas del sector.
La
reforma laboral ha propiciado todo esto y mucho más. Tu mismo convenio puede
estar a punto de expirar, como el de otros muchos millones de trabajadores y
trabajadoras. El 8 de julio se aproxima con su negra guadaña y las empresas, en
general, no tienen prisa por renovar o firmar nuevos convenios.
Puede
que los buenos tiempos económicos hayan ayudado, quizá sea el conformismo en el
que se ha instalado la sociedad en general, el caso es que se hace bastante
patente la sensación de que hemos olvidado el motivo por el que este día es
importante, que no se trata de un día más. Muchos y muchas de nosotras lo vemos
como una oportunidad de abrirnos, más si podemos montarnos un puentecito con
algún que otro día de vacaciones o de libranza. Es lo fácil, es lo cómodo.
No
ha de ser así. El Gobierno no hace nada por mejorar la situación, ni tiene
interés en hacerlo. Todo lo contrario, dice que la senda que recorremos es la
correcta y cada día anuncia una nueva vuelta de tuerca a una situación
insostenible. Así pues, la labor es nuestra; no nos podemos, no te puedes
escaquear. Por eso, allá donde estés,
únete a las manifestaciones que hemos convocado.
Por la defensa del empleo y
la negociación colectiva
¡Participa!