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Menos educación en igualdad significa más violencia hacia las jóvenes
El pasado martes el INE publicaba la Estadística de violencia doméstica y de género del año 2014, y de toda la información que aportaba, dos conclusiones: la violencia de género, lejos de disminuir, va en aumento. El mayor crecimiento se dio entre menores de 18 años
Esta semana conocemos otra dimensión estremecedora que añade aún más
preocupación a la insoportable persistencia de la violencia contra las mujeres,
que afecta a 2,5 millones de mujeres en España. El pasado martes el INE
publicaba la Estadística de violencia doméstica y de género del año 2014, y de
toda la información que aportaba, dos conclusiones: la violencia de género,
lejos de disminuir, va en aumento. El mayor crecimiento se dio entre menores de
18 años. Además sabemos que 1 de cada 4 jóvenes de 16 a 19 años sufre violencia
psicológica de control. Nuevas formas de violencia de género, como el
ciberacoso, se propagan entre la gente más joven. Alarmante. Mientras, una
reforma educativa retrógrada impide afrontar la prioridad educativa de
establecer contenidos obligatorios de educación en igualdad y de impulsar una
ética de la igualdad entre mujeres y hombres. Desde CCOO exigimos a quienes nos
gobiernan ahora y a quienes nos van a gobernar a partir del 24 de mayo que
conviertan la educación en igualdad entre mujeres y hombres en un principio
vertebrador de la educación.
La Estadística de violencia doméstica y
de género del año 2014 publicada por el INE ratifica una realidad que
constatamos cada día desde la cercanía con las mujeres que la sufren y con las
organizaciones que trabajan para atenderlas y erradicarla: que es una violencia
en aumento, en auge, y que de manera especial y muy preocupante, porque
significa la comprobación empírica de que no se está trabajando para su
prevención mediante la enseñanza, la violencia se expande entre la gente joven.
El INE nos informa del número de víctimas de violencia de género con
orden de protección o medidas cautelares inscritas en el Registro en 2014:
27.087 mujeres. La tasa de víctimas de violencia de género fue de 1,3 por cada
1.000 mujeres de 14 y más años. Por edad, casi la mitad de las víctimas de
violencia de género (el 49,3%) tenían entre 25 y 39 años. Su edad fue de 36,4
años. Respecto al año anterior, el 2013, el mayor aumento del número de víctimas
se ha dado entre las personas de 65 a 74 años y los menores de 18 años. La tasa
de víctimas en relación con la población total de mujeres, alcanzó su máximo en
el tramo de edad de 25 a 29 años (2,9 víctimas por cada 1.000 mujeres de 14 y
más años). Por detrás se situó el intervalo entre 30 y 34 años (2,8 víctimas por
cada 1.000 mujeres de 14 y más años) y el intervalo entre 20 y 24 años (2,7).
A finales de marzo conocíamos también los resultados de
la Macroencuesta violencia contra la mujer 2015 realizada por el gobierno y el
Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Del total de mujeres de 16 o más
años residentes en España, el 12,5% han sufrido violencia física y/o violencia
sexual de sus parejas o exparejas en algún momento de su vida. Extrapolando el
porcentaje a la población femenina de esa edad, se estima que hablamos de 2,5
millones de mujeres que sufren violencia de género. Además, el 10,3% ha sufrido
violencia física. El 8,1% ha sufrido violencia sexual. El 25,4% han sufrido
violencia psicológica y el 10,8% violencia económica.
Las mujeres
jóvenes de 16 a 24 años sufren violencia psicológica de control en mayor medida
que el total de mujeres de cualquier edad. El 21,1% de estas mujeres la ha
sufrido frente a la media del 9,6% de las mujeres. Entre las jóvenes de 16 a 19
años asciende al 25%. Es decir, 1 de cada 4.
Otros datos aportados
alertan de la extensión y tolerancia de esta violencia patriarcal entre la gente
joven: las personas jóvenes (15 -29 años) son más tolerantes que el conjunto de
la población con las conductas relativas a la violencia de control. Entre las
conclusiones de otro estudio, por ejemplo, destacan que 1 de cada 3 jóvenes (el
33%) considera aceptable "controlar los horarios de la pareja", ?impedir a la
pareja que vea a su familia o amistades?, ?no permitir que la pareja trabaje o
estudie? o ?decirle las cosas que puede o no puede hacer?. O que, ante los
casos de violencia de género, un 40% (prácticamente 1 de cada 2) tienden a
exculpar al agresor al considerar que estos "suelen tener alguna enfermedad
mental", mientras un 37% culpabiliza a la víctima, al señalar que la mujer
consiente el maltrato. (1)
Hay que afrontar también las nuevas formas
en que se reproduce violencia de género entre adolecentes y gente joven, a
partir de su uso preferencial por las redes sociales y las nuevas tecnologías
digitales. Diferentes estudios alertan de la relevancia que están alcanzando,
como manifestaciones de violencia de género entre la gente joven, las prácticas
de ciberacoso: control abusivo hacia las chicas a través del móvil, de sus
perfiles en las redes sociales, difundiendo imágenes privadas sin su
consentimiento o vejatorias (sexting), amenazándolas, chantajeándolas, etc. (2)
Sabemos lo que demanda el profesorado: por encima del 80% demandan
recibir programas de formación en igualdad y en prevención de violencia, para
poder trabajar en los centros escolares, junto con materiales adecuados, un
desarrollo curricular que permita integrar e implementar estos contenidos y un
apoyo de las autoridades educativas. La actual ley educativa, la ley Wert, la
LOMCE, no camina en esta dirección, como hemos denunciado. (3)
Debemos
preguntarnos qué papel tiene la educación en la permanencia de creencias y
actitudes retrógradas y machistas entre la gente más joven. Cómo educamos. Tanto
la legislación (La Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de
Protección Integral contra la Violencia de Género, y la Ley Orgánica 3/2007, de
22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, principalmente)
como las personas expertas, los organismos especializados, los agentes sociales,
incluso el sentido común nos dicen que el papel de la educación es crucial para
construir una nueva cultura de igualdad, para inculcar valores de convivencia y
respeto y para impulsar una ética de la igualdad entre mujeres y hombres. Es
imperativo para prevenir desde las aulas una violencia cuya causa directa es la
persistencia de una mentalidad sexista basada en el dominio y la sumisión
legitimadora de la desigualdad de género.
Desde CCOO exigimos a
quienes nos gobiernan ahora, y a quienes nos van a gobernar a partir del 24 de
mayo que la educación en igualdad entre mujeres y hombres vertebre la educación.
Que prioricen la educación en igualdad y la prevención de la violencia de
género, que se fomenten el respeto a la diversidad, el respeto propio y respeto
mutuo, la corresponsabilidad, la educación afectivo-sexual y la educación para
la resolución pacífica de conflictos, en todos los tramos educativos, que
intensifiquen la formación dirigida al profesorado, que articulen materiales
didácticos apropiados y la programación de contenidos y actividades para el
conjunto de la comunidad educativa en los centros escolares. En todos los
centros escolares debe ser una prioridad.
Desde CCOO pedimos la
retirada de la LOMCE, una ley que supone un retroceso educativo, que fomenta la
segregación educativa, que ha eliminado la asignatura de Educación para la
Ciudadanía y los Derechos Humanos, una asignatura que garantizaba el acceso a
todo el alumnado de un acercamiento crítico de estereotipos y roles de género,
causantes de las discriminaciones por razón de género u orientación sexual. Es
imperativo corregir este retroceso en política educativa. Porque estamos
asistiendo a muchas señales de alarma entre nuestra juventud, la extensión de la
violencia de género entre la gente más joven así lo confirma. Lo podemos decir
más alto, pero no más claro: sin educación en igualdad no hay ni habrá igualdad.
Lo que si hay y habrá es más discriminación y más violencia, lo estamos
comprobando. Como sociedad tenemos que impedirlo. El 24 de mayo, en las
convocatorias electorales, podemos actuar en consecuencia.