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CCOO inventa la pausa del pitillo en la negociación colectiva
LABORAL
Nunca pensó la ministra de Sanidad, Elena Salgado, que su ley antitabaco iba a causar tantas consecuencias en la vida española y, en especial, en el mundo laboral.
La repercusión es tal que Comisiones Obreras (CCOO) ha enviado
una circular a sus delegados en las empresas y en los sectores para que tengan
en cuenta en la negociación colectiva los tiempos para fumar y el desarrollo
de medidas de prevención de la adicción y de abandono del tabaquismo.
El sindicato plantea a sus afiliados que convendrá negociar con las empresas la
distribución del tiempo para que [los trabajadores con esta adicción] puedan
fumar al aire libre teniendo en cuenta las siguientes circunstancias: que se
puede echar el pitillín en las pausas que ya están establecidas en el propio
convenio, como, por ejemplo, en el tiempo del bocata o del no menos popular
cafelito. Incluso a la hora de la comida.
En esta línea, CCOO propone dar flexibilidad al fumador para que pueda cumplir
con su trabajo de una forma más elástica, con el fin de que pueda salir a echar
un cigarrito a la calle, a la terraza o al patio, siempre que el centro de
trabajo disponga de ese espacio.
La productividad
Dentro de esta flexibilidad para combinar el trabajo con el hábito de fumar,
CCOO propone que el empleado pueda dividir los tiempos de descanso para que
pueda acudir con mayor frecuencia a su cita con el cigarrito. En compensación
para no deteriorar la productividad, la central propone a sus delegados que los
trabajadores afectados por esta adicción puedan recuperar estos tiempos en
horarios abiertos. Es decir, fuera de la jornada laboral normal.
Con estas propuestas, la central pretende solucionar los problemas creados por
la necesidad de los fumadores de echar un cigarrito de vez en cuando, para lo
que necesitan abandonar su puesto de trabajo, y hasta los mismos locales de la
empresas o del centro de la Administración correspondiente. De momento, la
mayoría de las empresas están reaccionando con relativa tolerancia a las
necesidades de estos trabajadores, pero a nadie se le oculta que pronto
terminarán prohibiendo el abandono de la tarea.
Lógicamente, exigirán a sus empleados que no fumen durante la jornada laboral.
Incluso, es previsble que la patronal se oponga a esta propuesta sindical si
algún día CCOO la presenta en las mesas del diálogo social. En principio, los
empresarios rechazan sistemáticamente todas las iniciativas que introduzcan más
regulación en la vida de las compañías.
Por esta razón, y viendo las orejas al lobo, el sindicato emplaza a sus
representantes a que eviten en la negociación colectiva la instauración en las
empresas de medidas disciplinarias contra los fumadores o contra las
consecuencias del hábito, como puede ser la ausencia del puesto de trabajo.
Por estos motivos, la circular emplaza a los delegados sindicales a que se
opongan a la discriminación con los fumadores que puedan hacer las empresas en
la selección de personal. En este punto, CCOO dice que hay que ser totalmente
firme en la negativa de la incorporación de este criterio como un elemento de
selección. El sindicato considera que esta práctica es discriminatoria para el
empleo por ser este un derecho constitucional; porque siendo [el hábito del
tabaco] una cuestión de salud no puedeser utilizada en contra del trabajador o
trabajadora, y porque no se puede utilizar [en las relaciones laborales] una
cuestión de la esfera privada del sujeto. Junto a todo ello, CCOO plantea a sus
delegados que negocien en los convenios el desarrollo de acciones y programas
de educación, de información sanitaria y de prevención del tabaquismo.
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