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Textos filtrados del tratado lo confirman: el TTIP es un acuerdo comercial que amenaza a la democracia
IUF UITA Los proyectos de textos secretos (solamente en inglés) del acuerdo TTIP de 'libre comercio' propuesto entre Estados Unidos y la Unión Europea, publicados por Greenpeace Holanda el 2 de mayo, confirman lo que los críticos han sostenido desde el principio. El TTIP es un acuerdo comercial que amenaza a la democracia.
Las negociaciones del tratado nunca se centraron en la reducción de los aranceles entre Estados Unidos y la Unión Europea, que están en mínimos históricos. Al igual que el Acuerdo Transpacífico finalizado pero aún no ratificado y el Acuerdo Integral Económico y de Comercio entre la UE y Canadá, CETA, el principal objetivo del TTIP es ampliar aún más el poder ya considerable de las compañías transnacionales, restringiendo el poder normativo de los gobiernos y bloqueando el sistema vigente para evitar nuevas iniciativas reguladoras.
Los capítulos filtrados (13 de los 24 del proyecto) muestran cómo el TTIP debilitaría la capacidad de los gobiernos en todos los niveles de adoptar y hacer cumplir las leyes y reglamentos para defender la salud y seguridad de trabajadores y consumidores y el medio ambiente contra la depredación corporativa.
El contundente instrumento para reducir los niveles normativos y mantenerlos bajos es el capítulo sobre la armonización de la reglamentación (lo que los negociadores de la UE llaman 'Cooperación Reglamentaria' y EUA denomina 'coherencia normativa, transparencia y otros buenas prácticas reglamentarias). Se deben evaluar todas y cada una de las propuestas reglamentarias por sus efectos en el comercio y la inversión, tienen que cumplir con un requisito 'menos gravoso' (donde ninguna reglamentación es punto de referencia) y tienen que ser objeto de un análisis de relación entre costo y beneficio. Los gobiernos deben indicar por adelantado todas las reglamentaciones propuestas que piensan adoptar y deben garantizar los aportes de "personas físicas y jurídicas (es decir: compañías) interesadas en el proceso de redacción y revisión. Las compañías como personas jurídicas de cualquiera de los dos lados pueden "solicitar formalmente" la modificación o derogación de cualquier norma que no les guste. El principio de precaución establecido en la legislación de la UE no se menciona en ninguna parte del proyecto de texto de la UE, que propone en su lugar el "reconocimiento recíproco de la equivalencia de los actos reglamentarios": una rendición preventiva de los niveles generalmente más elevados y normativa generalmente más exigente de Europa.
Se desarrolla más ampliamente el papel institucional de las empresas transnacionales en el capítulo sobre Obstáculos Técnicos al Comercio, mecanismo basado en la OMC en virtud del cual las empresas han desafiado las normas, por ejemplo, sobre los requisitos de paquetes sin marcas de los productos del tabaco, el etiquetado de país de origen, enjuagues químicos en carne de ave y restricciones a la importación de cultivos modificados genéticamente. El proyecto de Estados Unidos establece que "Cada Parte permitirá que personas de la otra Parte participen en la elaboración de normas, reglamentos técnicos y procedimientos de evaluación de conformidad" y que "Cada Parte permitirá que personas de la otra Parte participen en el desarrollo de estas medidas en términos no menos favorables que los otorgados a sus propias personas". Comités de compañías transnacionales reemplazan el proceso democrático. El "derecho a regular" evocado en el proyecto de capítulo de inversión de la UE publicado el año pasado no tiene sentido a la luz de las disposiciones que vacían totalmente la toma de decisiones democrática.
¿Qué más nos dicen los textos filtrados? Estados Unidos está tratando de abrir una grieta en el mercado potencial de la UE para los "productos de la tecnología agrícola moderna", es decir, los cultivos modificados genéticamente. El borrador del capítulo sobre medidas sanitarias y fitosanitarias crea una red de requisitos "basados en la ciencia'' lo que haría aún más difícil que la UE mantenga sus restricciones a las importaciones y la producción de transgénicos. Se pedirá a la UE que se inscriba en la iniciativa internacional sobre bajo nivel de presencia (solamente en inglés) impulsada por Estados Unidos, un programa diseñado para eliminar las restricciones a la importación de alimentos no modificados genéticamente que contienen los restos de contaminación transgénica, que se han vuelto omnipresentes con la expansión de la agricultura transgénica. La "iniciativa internacional" es colonización transgénica por el sigilo.
Los textos contienen mucho más que es tóxico para la democracia y el movimiento obrero, y ni siquiera hemos visto la lista completa de anexos sobre servicios o capítulos sobre propiedad intelectual o servicios financieros, todos ellos instrumentos para mejorar el poder corporativo. Lo que se filtró expone la completa hipocresía de los gobiernos en ambos lados, tratando de vender el TTIP como un acuerdo que respeta el papel regulador del Estado y garantiza un alto nivel para los trabajadores, la seguridad de los consumidores y ña protección del medio ambiente.
Sobre inversión, el corazón del tratado, la propuesta de la UE de "tribunal" de inversión internacional para manejar las demandas de los inversores es un cambio de marca cosmética(solamente en inglés) de los tribunales cerrados que Estados Unidos sigue presionando para incluir para resolver diferencias entre inversores y Estado (el ISDS). Ambos capacitarían a los inversores internacionales para desafiar leyes, reglamentos, incluso decisiones administrativas y judiciales que consideran objetables.
La oposición al TTIP continúa creciendo. El 7 de mayo, más de 40.000 personas se manifestaron contra el TTIP en Roma, convocados por la central sindical italiana CGIL, la rama de los Trabajadores de la Alimentación de CGIL, la federacón FLAI, y grupos de la sociedad civil
El CETA contiene ISDS y amplía los "derechos" de los inversores en su forma más tóxica, lo que lo convierte en una potencial representación del TTIP. Las transnacionales, prácticamente todas estadounidenses, tienen subsidiarias en Canadá, las que pueden hacer uso de las disposiciones del CETA, con inclusión del ISDS, para atacar las normativas de la UE. La ofensiva empresarial puede propagarse más ampliamente a través del mecanismo de "nación más favorecida". Esto permitiría que las empresas, y sus filiales en otros países con similares tratados comerciales y de inversión con la UE reclamen los mismos "derechos" establecidos para los inversores en el CETA. TTIP/CETA es un paquete de acuerdo. Los sindicatos, junto con las organizaciones de la sociedad civil tendrán que construir sobre los textos filtrados para mantener el impulso de la protesta con el fin de derrotarlos a ambos.
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