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Fuerza sindical en tiempos de COVID: Marina, empleada de banca
En esta crisis terrible nos ha tocado atender muchos problemas personales
Los delegados y delegadas de CCOO, sin excepción, que han relatado su experiencia frente al coronavirus a Madrid Sindical coinciden en que la labor de apoyo emocional en esta excepcional crisis está siendo tan importante como el asesoramiento y la defensa de la salud y los derechos laborales. Y si además toca bregar en el sector con peor reputación entre la ciudadanía y con una plantilla sometida a duros ajustes desde hace años, más vale que le pille a una tan curtida como a Marina Sánchez Cordero: mujer, sindicalista y bancaria. Madrid Sindical CCOO Madrid
La plantilla de la banca –unos 170.000 trabajadores en España- no levanta cabeza desde la crisis financiera de 2007. Son casi tres lustros de constantes ajustes y cambios estructurales que conllevan expedientes de regulación de empleo cada dos años, cierre de oficinas, desaparición de 100.000 puestos de trabajo, precarización de las condiciones laborales, congelación salarial y cambio radical de normativa y modelo de trabajo. A ver si no quién iba a pagar el pato. Incluso los tribunales han reconocido los riesgos psicosociales de los empleados por la dura la reconversión del sector. “Es brutal y encima hemos sido demonizados socialmente”, manifiesta Marina Sánchez Cordero, empleada de banca y delegada de CCOO. “A la gente se le olvida que somos clase obrera, no banqueros. Dependemos de un sueldo, trabajamos mes a mes y, como en cualquier otro sector, hay gente que lo hace bien y otra que no”.
“Hemos sido demonizados. A la gente se le olvida que somos clase obrera, no banqueros”
Será por la mala reputación por lo que nadie parece acordarse de que, como ocurre en el resto de servicios esenciales -la banca lo es- son miles de trabajadores quienes mantienen abiertas sucursales y oficinas en todo el país, arriesgando su salud y la de sus familias.
“No nos mencionan en ningún sitio, ni siquiera en los procedimientos preventivos gubernamentales, a pesar de que la banca es fundamental para inyectar liquidez al sistema económico, garantizar que muchas empresas puedan seguir funcionando, que los trabajadores sigan cobrando sus salarios y que a los más vulnerables les lleguen las prestaciones. Porque después de la salud necesitamos dinero para vivir”, sentencia Marina, confinada en su casa desde mediados de marzo, y no solo por el estado de alarma, sino por el aislamiento obligado de quienes han experimentado el zarpazo del Covid-19.
Miles de reclamaciones
Aunque ella no ha parado ni un solo día, como tantos otros. “Somos miles de empleados trabajando desde casa. Nunca antes se había trabajado masivamente en la atención financiera. Es algo inaudito, y lo hemos conseguido en un espacio brevísimo de tiempo, dando soporte a la red de oficinas, a los clientes, a los pensionistas, a los parados...”.
“Los tribunales han reconocido los riesgos psicosociales de los empleados de banca”
Respecto a la actividad sindical, resume, se ha centrado en aportar soluciones e informar con rigor. “Si solo hubiera una solución para cada cosa, los sindicatos no seríamos necesarios. Los delegados ‘tocamos suelo’, recorremos las oficinas, telemáticamente estos días, y mantenemos un contacto diario con la plantilla por teléfono y videollamada. Hemos hecho miles de gestiones, y no exagero. Solo en mi empresa hemos puesto 3.500 reclamaciones de mamparas, guantes, mascarillas y otras tantas de limpieza y protocolos de seguridad”.
No puede revelar cifras de contagio, pero afirma que las primeras semanas se produjeron muchísimos, y ha constatado que el tema de la salud “genera un miedo terrible” y que “la información es muy importante para tranquilizar a la gente”. El primer fin de semana tras el decreto de alarma, CCOO envió diez comunicados a la plantilla de banca.
Desgaste emocional
Recuerda que en Madrid, al principio, nadie parecía ser consciente de lo que teníamos encima, a pesar de ser el epicentro de la pandemia. “El sector se quedó paralizado, nadie sabía cómo hacer las cosas y nos ha tocado a los sindicatos tirar del carro. CCOO ha hecho propuestas de todo tipo y a día de hoy, casi todas se han aplicado”.
“En mi empresa hemos puesto 3.500 reclamaciones de mamparas, guantes y mascarillas”
El momento más crítico coincidió con el mayor número de fallecimientos por COVID-19. “Hemos perdido a muchos delegados, a compañeros jubilados, a familiares y amigos. El respaldo psicológico ha sido fundamental para que los trabajadores presenciales o los delegados no se derrumbasen. En esta crisis terrible nos ha tocado atender también muchos problemas personales y eso conlleva un enorme desgaste emocional”.
“La salud genera un miedo terrible y la información tranquiliza a la gente”
Pero el cansancio, asegura, no ha llamado a su puerta, a pesar de estos dos meses de intensa y compleja actividad sindical, de las 15 horas de trabajo desde casa, de los días de fiebre y de la separación obligada de su hija de 13 años. “Yo me siento fuerte. Me pasa como en las negociaciones. Cuando estás en pleno subidón de adrenalina no sientes el desgaste. Ya veremos después”.
¿Héroes o carne de cañón?
En esta batalla contra la pandemia, como en todas las guerras, la gente no para de buscar héroes. Marina reflexiona en torno a esta necesidad colectiva y hace referencia a “Senderos de gloria”, la magistral obra de Stanley Kubrick en la que un grupo de soldados es sometido a un consejo de guerra durante la contienda europea de 1914. “Ahora sois carne de cañón, por eso os llaman héroes”, dice uno de los protagonistas, y aquí es donde quiere ir a parar la sindicalista. “Llamamos héroes a quienes están súper expuestos, por eso no me gusta”.
“Hemos perdido a muchos delegados, a compañeros jubilados, a familiares y amigos”
Aplaudimos a la clase cuidadora, a quienes limpian, a los repartidores, a las cajeras de los supermercados, pero siempre han estado ahí, trabajando sin reconocimiento social y en condiciones verdaderamente precarias. Ahora sabemos que son imprescindibles para que el mundo siga funcionando. ¿Nos interesaremos por ellos cuando la pandemia deje de ser una amenaza?
El 1 de mayo, Marina se manifestó en la red. “No queremos ser héroes. Queremos protección y condiciones dignas”, se leía en su cartel.
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