Un procedimiento de mediación y arbitraje es muy útil, siempre que las partes estén dispuestas a dialogar y a negociar. Pero, lo que CCOO y UGT se encontraron el pasado viernes en la Fundación SIMA fue una empresa cerrada al debate. La dirección de Lidl se presentó el viernes para cumplir un trámite, negando sistemáticamente los hechos y sin ninguna voluntad de llegar a acuerdos.
Hechos como que no existen protocolos de prevención para iniciar la actividad de forma segura en secciones recién abiertas al público como el textil. Hechos como que han incumplido el acuerdo firmado al principio del Estado de Alarma, en el que se comprometían a pagar las horas extra al 150% reconociendo así el sobresfuerzo que está realizando la plantilla.
Para CCOO la actitud de Lidl es grave porque sienta las bases para unas relaciones laborales basadas en la desconfianza y en el conflicto. La empresa ha roto el diálogo con la representación legal de la plantilla, negándose a abordar hasta las cuestiones más básicas.
Pero el desplante a los sindicatos mayoritarios en Lidl ha ido mucho más allá. La empresa sí ha firmado un acuerdo con el sindicato nacionalista ELA. Un acuerdo que recoge propuestas sistemáticamente ignoradas por la empresa y que solo es de aplicación en el País Vasco.
Desde la óptica de CCOO, Lidl ya ha dejado claro su punto de vista, ahora les el turno de los y las trabajadores que el próximo 4 de junio ejercerán su derecho a réplica en forma de huelga.