Los sindicatos de clase, sabedores de que al final siempre les toca pagar la factura a los que no participaron en el festín, acordamos, como sabéis, un plan hasta el año 2011 que permitiera al grupo hacer de manera paulatina y no traumática esa reducción, o ese ajuste, de plantilla vía prejubilaciones y bajas voluntarias. Y bien sabe Dios que actuamos de buena fe, lo que no podemos decir de quien ha despedido hace unos días a cuatro empleados de Barclays Wealth por el artículo treinta y tres. Esta vulneración de los acuerdos nos llevará, si no se toman medidas inmediatas, a un nuevo conflicto laboral en el seno del grupo, al igual que ya sucediera en el caso de Carmen Fabián y otros.
La mejora de la eficiencia y rentabilidad de la empresa no pasa por el despido de cuatro personas elegidas a boleo, ni servirá de nada el ajuste de plantilla que hemos acordado si no se complementa con una serie de medidas urgentes como son: la necesaria revolución en la herramienta informática, la diligencia y buen hacer en la gestión de las propuestas de las operaciones de activo, la adecuación de los servicios centrales a la nueva realidad, el diseño de productos adecuados a las exigencias del mercado (parece que algo va mejorando), una mayor dotación de personal en las oficinas para atender adecuadamente a nuestra clientela, y por encima de todo: hay que crear un clima laboral adecuado para que los empleados puedan desarrollar sus potencialidades en el seno de la empresa sin sobresaltos, sin miedo a la llegada, un viernes cualquiera, de un Ángel Exterminador -enviado de un dios caprichoso y cruel- con una carta de despido en la mano.
La ausencia de empleados en la red es el lamento más escuchado a nuestros regionales, en especial a partir de la puesta en marcha del acuerdo de prejubilaciones que ha dejado a muchas zonas bajo mínimos. En este contexto, no parece difícil que si se produce algún excedente en un área del grupo se pueda recolocar en otra, máxime de cara al periodo vacacional que se avecina.
No nos busquen las cosquillas y... ¡Tengamos la fiesta en paz!
Madrid, 30 de abril de 2009