Estudio mejor numero 1

El empleo femenino
en el sector financiero en España (I)

1. PRESENTACIÓN DEL ESTUDIO

Las páginas que siguen a continuación reflejan los resultados obtenidos en la 2ª Fase de la investigación sobre la situación del empleo femenino en el sector financiero español, realizada a propuesta de la Federación Estatal de Banca y Ahorro de Comisiones Obreras, bajo convenio con la Universidad Autónoma de Barcelona.

Como ya mencionábamos en el informe correspondiente a la 1ª fase de esta investigación, el interés por profundizar en este ámbito del empleo femenino ha surgido por las especiales características que parece revestir en nuestro país la incorporación de trabajadoras a este sector de actividad, si la comparábamos con países de nuestro entorno. A ello se añadía la preocupación por un posible proceso de diferenciación del empleo en el sector observable en términos, por un lado, de polarización entre un empleo estable y un empleo más flexible y precario que podría afectar, sobre todo, aunque no en exclusiva, a las trabajadoras más recientemente incorporadas a ese sector. Y, por otro lado, en términos de la presencia de unos colectivos de trabajadoras ocupadas en puestos por debajo de su cualificación formal, con la consiguiente desmotivación y deterioro de las relaciones de trabajo en las entidades financieras que ello podría implicar. Una situación que también podría verse agravada por las dificultades de promoción y carrera profesional de las empleadas.

Este tipo de preocupaciones fueron las que nos llevaron a plantearnos, como objetivos generales de la investigación, por una parte, conocer cuál es y cómo se percibe la situación del empleo en el sector, teniendo en cuenta no sólo las cifras de empleo sino también muy especialmente el parecer de las propias trabajadoras y de los interlocutores en las relaciones laborales. Por otra, poner de manifiesto aquellos factores que pudieran estar contribuyendo a definir la participación femenina en el sector financiero como distinta, y quizá también como desigual, respecto de los trabajadores. Esa desigualdad podría plasmarse en la precarización del empleo femenino y en las dificultades de acceso de las trabajadoras del sector a puestos de responsabilidad. De modo que, por último, este mejor conocimiento de la situación pudiera facilitar, en su caso, el desarrollo de iniciativas encaminadas a paliar esa posible discriminación de las trabajadoras en el sector.

Parte de dichos objetivos han sido ya cumplimentados en la 1ª fase de este estudio y de ello dimos cuenta en el informe anterior. Así, cabe recordar, aunque sea brevemente, que nuestro esfuerzo en ese momento de la investigación se centró en describir las principales características de la evolución del empleo en el sector, a partir de los datos estadísticos disponibles, así como en realizar una primera aproximación a cómo es percibido el empleo femenino en el mismo, a partir de la opinión de informantes cualificados.

Los resultados obtenidos en esa fase del estudio nos iban a permitir orientar el desarrollo de esta segunda fase de la investigación, en un doble sentido. Por un lado, los datos sobre la evolución del empleo, nos iban a facilitar tanto la elección de las entidades a estudiar como el perfil de las trabajadoras y trabajadores que iban a participar en los grupos de discusión previstos. Por otro lado, la información obtenida de las entrevistas sobre percepción del empleo, nos iban a permitir afinar nuestras hipótesis iniciales sobre la situación, características y trayectorias de empleo femeninas en el sector.

En efecto, en la 2ª fase que aquí presentamos, estaba previsto abordar el estudio de la situación de las trabajadoras en el sector financiero mediante el análisis en profundidad de cinco instituciones financieras, representativas de la diversidad del sector, localizadas en dos comunidades autónomas, Andalucía y Catalunya, ilustrativas, a su vez, de distintos procesos de incorporación de las mujeres al mercado de trabajo en España. En realidad, los resultados obtenidos en la 1ª fase han aconsejado ampliar a seis el número de entidades que iban a ser objeto de nuestra atención, con el objetivo de poder reflejar mejor la diversidad del sector, tanto en relación a la presencia actual de trabajadoras en el mismo como a las distintas trayectorias de empleo femenino observadas.

Mediante su análisis hemos intentado dar respuesta a los siguientes interrogantes: ¿hasta qué punto podemos caracterizar el empleo en el sector como sexuado?, es decir, ¿existen itinerarios de empleo y de carrera profesional más habitualmente desarrollados por hombres o por mujeres?, si es así, ¿qué factores contribuyen a definirlos como tales?, ¿se trata de factores derivados de los contenidos de las tareas a desarrollar, de estereotipos sobre la idoneidad de uno u otro sexo para llevarlos a cabo o de los propios mecanismos de acceso y de carrera existentes en las entidades?, ¿o se trata más bien de que hombres y mujeres tienen una distinta percepción del empleo y de la profesión que influye tanto en la búsqueda del mismo como en la definición de sus expectativas profesionales?.

Objetivos

En concreto, los objetivos perseguidos en esta fase del estudio han sido los siguientes:

  1. Tipificar la situación y la evolución reciente del empleo femenino en las entidades de banca y ahorro, a partir de los datos obtenidos en la primera fase de la investigación, con vistas a escoger a las entidades que iban a ser analizadas en profundidad en esta segunda parte del trabajo.
  2. Caracterizar el empleo femenino en cada una de las entidades analizadas, prestando una atención particular a la presencia femenina en los distintos niveles jerárquicos.
  3. Analizar la percepción de la situación profesional de las trabajadoras en el sector de banca y ahorro. En especial por lo que se refiere a su incorporación y posibilidades de promoción profesional.
  4. Perfilar, si tal era el caso, los factores objetivos y subjetivos que pudieran estar favoreciendo el desarrollo de trayectorias profesionales sexuadas.
Contenido del informe

El informe general tiene un carácter de volumen conclusivo. En él se presentan las principales líneas argumentales con que las personas entrevistadas han caracterizado el empleo femenino en el sector, su trayectoria reciente y su posible proyección futura. Así, tras un breve capítulo destinado a explicar la orientación teórica y metodológica específicas de esta segunda parte de la investigación, la parte central del volumen se dedica a mostrar cómo es percibida la situación de las trabajadoras en el sector, resaltando las similitudes y diferencias de los distintos puntos de vista expresados. En el capítulo dedicado a las conclusiones se realiza un balance final de los resultados del conjunto de la investigación.

En cambio, los resultados obtenidos pormenorizados para cada una de las entidades analizadas se recogen en forma de monografías anexas a este volumen general.

Por último, también en forma de anexo se presentan las transcripciones de las entrevistas realizadas.

Agradecimientos

Antes de finalizar estas páginas introductorias, quisiéramos agradecer muy sinceramente la colaboración que en todo momento hemos recibido por parte de los Departamentos de Recursos Humanos de las entidades estudiadas y de las personas entrevistadas (responsables de dichos departamentos, trabajadoras y trabajadores y delegadas y delegados sindicales). La voluntad expresa de anonimato que hemos querido respetar a lo largo del estudio, nos impide plasmar por escrito lo que sería una larga lista de entidades y de personas sin cuya buena disposición esta investigación no hubiera sido posible.

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2. LA PERSPECTIVA DE ANÁLISIS

Tal como mencionábamos en el informe correspondiente a la 1ª parte de esta investigación, el análisis de la situación de las trabajadoras de banca y ahorro no ha constituido hasta ahora el eje central de las investigaciones llevadas a cabo en nuestro país sobre el trabajo y el empleo en el sector. Si bien es cierto que algunas aportaciones han puesto de manifiesto la existencia de un proceso más o menos acusado de incremento de la presencia de las trabajadoras en las plantillas de las instituciones financieras, su concentración en las categorías profesionales más bajas y su dificultad para acceder a puestos de mayor responsabilidad, junto a su mayor exposición a formas de empleo precarias como la contratación temporal o el empleo a tiempo parcial.

En nuestro caso nos hemos planteado profundizar en estos aspectos tomando como punto de partida la desigualdad por razón de género como una de las principales dimensiones a tener en cuenta en la explicación de la distinta participación femenina en la actividad productiva y, en concreto, en el empleo en el sector financiero. En este sentido, en el anterior informe justificábamos el uso del modelo que denominábamos de producción/reproducción como el marco general que considerábamos más oportuno para estudiar la presencia de las trabajadoras en el sector. Brevemente, adoptar este punto de vista suponía, en primer lugar, partir de un concepto amplio de trabajo (productivo y reproductivo) de tal manera que el protagonismo de las personas en uno u otro tipo de actividad iba a repercutir en su participación en el mercado de trabajo. En segundo lugar, implicaba considerar que la participación mayoriataria de uno y otro sexo en cada tipo de trabajo no es fruto del azar o de la libre elección individual, sino de una socialización que tiende a conformar a las mujeres como centralmente dedicadas al trabajo de la reproducción y a los hombres como centralmente dedicados al trabajo productivo. De ahí que, en tercer y último lugar, las mujeres abordarían su participación en el trabajo de la reproducción desde la "naturalidad" de su protagonismo en el mismo; mientras que su actividad laboral se iba a producir de forma complementaria o subordinada a la anterior o, en todo caso, a pesar de ella. En este sentido, mientras que para los varones el empleo pasaría a constituir el eje central de su actividad adulta, para las mujeres el empleo podría ser visto bien como "ayuda" monetaria para el bienestar familiar, bien como "complemento" a su actividad principal, aunque también necesario para su propio desarrollo como persona.

Este punto de vista nos parecía especialmente indicado para abordar el análisis de la participación en un sector de actividad donde, por un lado, la "disponibilidad", horaria y geográfica, aparecen como consustanciales al empleo en el mismo. Y, por lo tanto, donde el posible conflicto entre empleo y familia, o entre trayectorias o expectativas profesionales y trayectorias y expectativas vinculadas al ciclo de vida familiar puede manifestarse con toda claridad (Belloni, 1995; Gerson, 1985). Hasta el punto de que el sector financiero ha sido cualificado como exponente privilegiado de la imposibilidad de desarrollar una "doble carrera profesional" por parte de los cónyuges (Crompton, 1986). Pero, por otro lado, también es un sector donde además tradicionalmente el empleo se ha asociado a un conjunto de valores, incluso de estereotipos, que tienden a simbolizar un determinado modo de estar presente en la actividad laboral: dedicación, continuidad, adquisición de los conocimientos propios de la actividad a través de la permanencia ininterrumpida en la misma, etc. Y donde, finalmente, la posibilidad de carrera profesional está nítidamente relacionada con ese mismo tipo de valores y de estereotipos, o cuando menos así parece haberlo estado hasta ahora. En definitiva, una cultura y unas prácticas laborales que han tendido a excluir o dificultar la presencia femenina en el sector, especialmente en puestos de responsabilidad.

Este panorama parece estar sufriendo algunos cambios. En nuestro país, con más lentitud que en otras latitudes, las cifras de empleo femenino en el sector muestran un incremento notable, sobre todo si tenemos en cuenta su situación de partida. Asimismo hoy es posible detectar una cierta presencia femenina en puestos de relativa responsabilidad -si bien en la mayoría de casos tal presencia no sólo es relativa sino más bien anecdótica-. ¿A qué se deben estos cambios? ¿Hasta qué punto se trata de cambios sustanciales que afectan tanto a las características del trabajo como al papel que éste juega entre las propias mujeres?.

Aportaciones recientes han puesto de manifiesto como el trabajo extra-doméstico está pasando a ser cada vez más parte constitutiva de la identidad femenina (M. Braun, J. Scott y D. Alwin, 1992 y 1994; Sarraceno, 1993), ya sea por su valor más instrumental de independencia económica, ya sea entendido en su dimensión de proyección social o de realización personal. Sea cual sea la razón, el empleo estaría ganado terreno a la centralidad del hogar como elemento definidor de la identitad de las mujeres. Proceso que redundaría en una mayor "socialización hacia el empleo" a la que nos referíamos en la primera parte de la investigación.

Desde otros puntos de vista se mencionan factores más convencionales, pero que no cabe duda de que también pueden contribuir a ese cambio de escenario: el creciente acceso de las jóvenes a estudios superiores más idóneos para el mundo empresarial convertiría a las mujeres en un recurso a no despreciar. En términos de motivación e implicación en el empleo, supuestas asignaturas pendientes de las mujeres, el disponer de una titulación superior favorecería que éstas quisieran "rentabilizar" su inversión educativa inicial, afianzando su papel en la actividad productiva. En algunas versiones, más optimistas que las anteriores, se llega a sugerir que esa mayor predisposición hacia el empleo junto a la permanencia de valores y actitudes vinculados a su papel tradicional (hogar-maternidad), revestiría a las mujeres de una identidad más rica y compleja, expresándose ello en el terreno profesional, en unas actitudes y aptitudes especialmente indicadas para puestos de responsabilidad (Tanton, 1994).

No obstante, siguen siendo las mujeres quienes soportan el peso del trabajo doméstico y quienes disfrutan de menos oportunidades de empleo. En especial, de acceso a lugares de responsabilidad. De tal manera que éste último se está definiendo hoy como el exponente de que el discurso socialmente hegemónico sobre la "igualdad de oportunidades" entre ambos sexos, no se corresponde con una práctica respetuosa con su contenido. Presumiblemente porque bajo la idea de "igualdad de oportunidades" subyace el presupuesto de una igualdad de partida que rara vez se observa entre ambos sexos. La existencia de un "techo de cristal" difícilmente traspasable para las mujeres denotaría el mantenimiento de prácticas discriminatorias hacia el empleo femenino -aunque tales prácticas fueran tan sutiles e invisibles como gráficamente sugiere esa imagen-.

La definición de esta distinta situación en el empleo no suele plantearse bajo la premisa de una discriminación por razón de género. Más bien, respecto de la problemática específica del acceso a lugares de responsabilidad, se barajan otros factores explicativos como los ya mencionados: un nivel de cualificación inadecuado, un menor entrenamiento para ese tipo de puestos, un compromiso y una dedicación aún insuficientes. Los límites que los argumentos anteriores presentan para dar cuenta de una realidad más compleja que la así expresada, han favorecido la búsqueda de otro tipo de factores. Así, las reticencias organizativas fruto de pautas culturales firmemente arraigadas en las empresas, la desigual relación de poder entre quienes tienen capacidad de decisión sobre estas cuestiones (las direcciones empresariales -masculinas) y las trabajadoras que pretenden desarrollar una carrera profesional o, finalmente, una organización del trabajo más acorde con las disponibilidades de uno u otro sexo, serían los argumentos que remitirían a cuestiones más de fondo que la disposición o no de una titulación académica. Sólo en esta perspectiva cobra sentido la idea del "techo de cristal".

Obviamente, además, la definición de la especificidad del empleo femenino en unos u otros parámetros va a orientar la definición de posibles actuaciones al respecto: desde la inevitabilidad del cambio hacia posiciones más igualitarias desde el punto de vista del género, fruto de una "evolución" social "natural", hasta la necesidad de favorecer tales cambios mediante actuaciones específicas.

En la segunda fase de la investigación hemos querido ahondar en estas cuestiones a través de las opiniones de sus protagonistas más directos: las personas encargadas de desarrollar las políticas de recursos humanos en las entidades, las trabajadoras y trabajadores y sus representantes.

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2.1. Estrategia y técnicas de investigación

En la primera parte del estudio anunciábamos el uso de una doble estrategia de investigación. Una de carácter más "extensivo", orientada a conocer la situación y las características objetivas de las trabajadoras tanto en el conjunto del sector, como en las entidades estudiadas. Y otra de carácter "intensivo", orientada a captar la percepción que de tal situación tienen los distintos colectivos implicados (dirección, trabajadoras y agentes sociales protagonistas de las relaciones laborales). Si en la anterior fase de la investigación nos apoyamos más en la primera de dichas estrategias, esta segunda fase descansa, fundamentalmente, en la segunda de las mismas.

Dos son las razones principales que esta segunda fase nos han inducido a optar por una estrategia de investigación de esa índole. La primera de ellas tiene que ver con la novedad del tema a estudiar y de la perspectiva de análisis empleada, ya comentada. En este sentido, un análisis del empleo femenino en el sector tal como aquí se ha propuesto, tenía que revestir un cierto carácter exploratorio. Es decir, de contraste de hipótesis manejadas en contextos distintos al nuestro, de criba de aquellas menos significativas y de propuesta de nuevas orientaciones. Todo ello a través del análisis pormenorizado de unas entidades, mediante el cual pudiéramos identificar el complejo entramado de factores que, a nuestro parecer, pueden configurar unas determinadas características de empleo, ya sean estos los que suelen tenerse en cuenta como propios del análisis de la actividad laboral (mecanismos de acceso y de promoción, etc.), ya sean aquellos considerados como "extra-laborales". La segunda de las razones se refiere a las propias características de la problemática que nos interesa abordar. La "naturalización" del protagonismo femenino en el trabajo de la reproducción por parte de ambos sexos, el considerar que ese es ya un "dato" o una situación de partida que no hace falta comentar, o bien, el tratar de responder según lo que se considera "socialmente correcto" pueden dificultar o incluso sesgar el análisis. Por ello resultaba más aconsejable emplear una estrategia de análisis que permitiese a las personas "hacerse oír", mediante sus propias palabras, sus formas de expresión y su propio modo de argumentar sobre los contenidos del trabajo que realiza, sus expectativas profesionales, si las tiene, sobre qué ventajas o limitaciones percibe para llevarlas a cabo, y ello sin la coerción que supone un cuestionario de entrevista previamente "cerrado" (Ortí, 1986).

Así pues, en esta segunda fase y siempre de acuerdo con nuestros objetivos y perspectiva de análisis, dicha estrategia se apoya en las siguientes técnicas de investigación:

a) Con objeto de caracterizar la situación y la evolución del empleo en las entidades estudiadas:

  • . Además de profundizar en el análisis de la información estadística elaborada en la primera fase de la investigación, tal información se ha completado con los datos facilitados por cada una de las seis entidades elegidas. El tratamiento de estos datos nos iba a permitir caracterizar el perfil ocupacional de tales entidades (distribución de plantilla en términos de sexo, edad, estado civil, nivel de estudios, antigüedad y categoría profesional).

    b)Con objeto de caracterizar los procesos de acceso al empleo y de promoción profesional:

  • . Entrevista semidirigida a los interlocutores en las relaciones laborales (responsables de los Departamentos de Recursos Humanos y miembros de los Comités de y Secciones sindicales Empresa).
  • . Esta información se ha completado con la obtenida de los convenios colectivos y de las propias memorias de las entidades.

    c)Con objeto de conocer la percepción que de tal situación tienen sus protagonistas:

  • . Realización de grupos de discusión y de entrevistas semidirigidas, con los siguientes contenidos y características:
    1. . 3 grupos de discusión con trabajadores y trabajadoras de cada una de las entidades. Uno con trabajadoras que ocupan puestos de responsabilidad. Otro con trabajadoras que no ocupan puestos de responsabilidad. Un tercero con trabajadores ilustrativos de ambas situaciones.
    2. . Entrevistas semidirigidas a las personas responsables de los departamentos de Recursos Humanos de las distintas entidades.
    3. . Entrevistas semidirigidas a delegados y delegadas de los sindicatos son representación en cada una de las entidades.

    La elección de las entidades y de las personas entrevistadas se ha llevado a cabo de la forma que se detalla en las páginas siguientes.

    El proceso de selección de las entidades

    Tal como hemos comentado, los resultados obtenidos en la primera parte de la investigación han orientado la elección de las entidades en las que hemos centrado nuestra atención en esta segunda parte. Concretamente tal elección se ha llevado a cabo con los criterios enumerados a continuación.

    En primer lugar, nos ha parecido que debíamos respetar la distinción básica, tradicional en el sector financiero, entre entidades bancarias y entidades de ahorro. Aunque hoy parece que las diferencias entre ambos tipos de entidades, en cuanto a sus posibles ámbitos de actuación y en cuanto a las características de sus productos, quizá no sean tan acusadas como en el pasado, también es verdad que tales diferencias han caracterizado al sector financiero, por lo menos hasta nuestros días. A ello cabe añadir que en nuestro país, la trayectoria del empleo en el sector en los últimos años se ha visto fuertemente afectada por los procesos de concentración de entidades y de cambios en las formas y contenidos del trabajo, los cuales, a tenor de los datos disponibles, han podido repercutir de manera distinta en banca y en ahorro. En particular, desde el punto de vista que aquí nos interesaba reflejar, en lo que se refiere a la mayor o menor presencia de trabajadoras en los distintos tipos de entidades. Pues mientras el empleo en banca ha sufrido un cierto estancamiento, el empleo en ahorro ha tendido a crecer, favoreciendo, en principio, la posibilidad de incremento de la contratación femenina.

    En segundo lugar, también teníamos que tener en cuenta el posible efecto que el ámbito territorial de actuación pudiera tener no tanto en la "cantidad" de empleo femenino, cuanto en la "cualidad" del mismo. En otras palabras, uno de los factores que, hipotéticamente, resulta más influyente de cara a la promoción profesional, la movilidad geográfica, puede plantearse de forma distinta según sea ese ámbito territorial de actuación. Por esta razón nos interesaba escoger entidades representativas de ámbitos de intervención más o menos amplios.

    En tercer lugar, el tamaño de la entidad, en términos de número de personas empleadas, podía jugar un papel en la definición de itinerarios de carrera más o menos complejos y/o burocratizados, factor que podría influir en una mayor o menor facilidad en las carreras profesionales de las trabajadoras. Razón por la cual nos interesaba contemplar entidades de distinto tamaño.

    Por último, tal como expresábamos en nuestras hipótesis, nos interesaba comprobar si las distintas trayectorias femeninas de incorporación al mundo del trabajo propias de procesos de industrialización distintos, podían tener un reflejo también en los procesos de incorporación al sector. De ahí que focalizásemos nuestro estudio en dos comunidades autónomas, Catalunya y Andalucía, representativas de distintas tendencias por lo que a la presencia femenina en el empleo se refiere.

    A partir de conjugar todos estos criterios, y teniendo en cuenta los recursos disponibles, las entidades estudiadas han sido las siguientes:

    • . 2 grandes entidades bancarias con implantación en toda España, ambas con procesos de fusión ya consolidados. Y con niveles y trayectorias de empleo femenino que marcan la pauta de lo que ha venido ocurriendo en el conjunto del sector financiero español. Las hemos denominado EBE1 (Entidad Bancaria Estatal-1) y EBE2 (Entidad Bancaria Estatal-2).
    • . 2 entidades cuyo ámbito de actuación territorial de origen es Catalunya. Una de tipo bancario, de tamaño mediano -EBC: Entidad Bancaria Catalana-. Otra de ahorro, grande, fruto de un proceso de fusión, con empleo femenino por encima del conjunto del sector (banca y ahorro) y en la media de las entidades de ahorro -EAC: Entidad de Ahorro Catalana-.
    • . 2 entidades cuyo ámbito de actuación territorial de origen es Andalucía. Una de tipo bancario, mediana, perteneciente a un grupo de ámbito nacional, con empleo femenino muy por debajo de la media del sector -EBA: Entidad Bancaria Andaluza-. Otra de ahorro, mediana, con empleo femenino ligeramente por encima del sector -EAA: Entidad de Ahorro Andaluza-.

    La selección de las personas a entrevistar

    Cabe distinguir aquí los tres colectivos a los que nos hemos dirigido para llevar a cabo las entrevistas semi-dirigidas o los grupos de discusión: responsables de Recursos Humanos, trabajadores y trabajadoras de cada una de las entidades y delegados y delegadas sindicales.

    Responsables de Recursos Humanos

    Se ha entrevistado a las personas que en cada entidad respondían al doble requisito de tener capacidad de decisión sobre el tema que nos interesaba tratar (acceso y promoción en el empleo) y atención cotidiana respecto del diseño y desarrollo de los planes de recursos humanos de las entidades.

    Trabajadoras y trabajadores de las entidades

    Igual que en el caso de la elección de las entidades, la elección de las personas que iban a participar en los grupos de discusión debían reflejar los principales rasgos del empleo en el sector.

    Así, en primer lugar, una de las cuestiones observadas, común a la mayoría de entidades, era la media de edad de las plantillas. Con ligeras variaciones, en todo el sector podían detectarse dos tipos de colectivos. Por un lado, el grupo mayoritario, correspondiente a trabajadores y trabajadoras de entre 40 y 45 años, procedentes en su mayor parte de las últimas incorporaciones "masivas" al sector. Por otro, las personas más recientemente incorporadas, menores de 30 años, cuyo acceso a las entidades de banca y ahorro se ha producido ya bajo un contexto distinto de empleo en el mismo.

    En segundo lugar, esos dos colectivos suelen responder a trayectorias de tiempo de permanencia en el empleo también distintos (mayor o menor antigüedad). Lo que implica no sólo la posibilidad de haber podido desarrollar distintos itinerarios profesionales sino también la de haber disfrutado o no de unas condiciones de trabajo que se han ido modificando en el tiempo.

    En tercer lugar, en el caso de las trabajadoras estos dos colectivos reflejan dos situaciones distintas de empleo femenino tanto en el sector como en el conjunto de la actividad productiva en España. Así, mientras que el colectivo mayoritario en el sector (personas de entre 40 y 45 años) está constituido básicamente por hombres, entre los grupos de edad más jóvenes la presencia de ambos sexos tiende a ser más equitativa. En este sentido, aunque la presencia femenina sigue siendo minoritaria, las trabajadoras del grupo de edad dominante acostumbran a corresponder a las primeras incorporaciones de mujeres a la escala administrativa de las entidades. Por el contrario, las trabajadoras que forman parte del segundo colectivo (menores de 30 años) pueden ser consideradas como aquellas que ya se incorporan al sector financiero, en menor número quizá que los varones, pero seguramente sin esa cualidad de "pioneras". Este grupo de edad forma parte también del que en los últimos años está protagonizando un crecimiento constante de la actividad de las españolas. Fenómeno que por parte de algunos expertos ha sido cualificado como exponente de un cambio generacional entre las españolas por lo que a su actividad laboral se refiere (Garrido, 1993).

    En cuarto lugar, este posible cambio generacional ilustraría un factor considerado de extraordinaria relevancia para la actividad femenina: aquello que en lenguaje especializado se define como su mayor o menor "socialización hacia el empleo". Es decir, el haber adquirido y consolidado o no las pautas típicas que configuran la actividad laboral (disponibilidad, continuidad, consolidación y reconocimiento de cualificación profesional), factor este que puede tener una gran importancia de cara a la percepción del empleo y a la definición de un proyecto profesional y, por tanto, de cara al posible desarrollo de una carrera profesional.

    En quinto lugar, aunque no en este orden de importancia, la categoría profesional que se ocupara en la actualidad ha constituido uno de los criterios básicos que hemos tenido en cuenta. En este caso, hemos soslayado la extrema pluralidad de situaciones contempladas en el sector distinguiendo sólo entre dos grandes colectivos. Aquel que incluye a las personas que ostentan algún tipo de jefatura y aquel que incluye a las personas que no tienen este rango. Esta distinción, elemental si se quiere, nos parecía ya suficientemente útil para nuestros objetivos. Pues, por un lado, podíamos delimitar entre aquellas personas que, independientemente de factores como la antigüedad, la edad o el nivel de estudios, habían traspasado ya el nivel al que es posible acceder mediante antigüedad o prueba "pública", y aquellas personas que no estaban en esta situación, bien por no habérselo planteado, bien por no reunir los requisitos previstos o bien porque "todavía" no han podido reunirlos. Este ha sido el criterio adoptado para dotar a los grupos de discusión de una cierta homogeneidad de partida.

    Finalmente, se ha tomado el estado civil como criterio indicativo del efecto que el trabajo de la reproducción puede tener en el empleo femenino, tanto en lo que se refiere a las características objetivas del mismo como a la definición de expectativas profesionales.

    Con estos criterios se solicitó a las entidades estudiadas que nos proporcionasen a personas que respondiesen a los siguientes perfiles:

    • . Personas que en la actualidad ocupasen lugares de responsabilidad, con mayor o menor antigüedad en la empresa, con edades comprendidas entre los dos grandes grupos definidos, con distinto estado civil.
    • . Personas que en la actualidad no ocupasen lugares de responsabilidad, siendo el resto de características idénticas a las del grupo anterior.

    Delegadas y delegados sindicales

    Dado que nuestro interés se ha centrado en el análisis en profundidad de unas determinadas entidades, las entrevistas a las/los representantes sindicales se ha focalizado también en las personas que llevan a cabo las tareas de acción sindical cotidiana en las mismas. Solamente solicitamos a las secciones sindicales y/o comités de empresa que, en la medida de lo posible, en las entrevistas participasen delegadas de la entidad en cuestión, así como delegadas o delegados de distintas edades.


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