El Palacio de las Cortes españolas, en la plaza de las Cortes, se levantó en el emplazamiento del antiguo convento del Espíritu Santo que -ya desocupado por los frailes- fue utilizado como sede del Congreso entre 1834 y 1841, dentro de una trayectoria que hasta entonces había sido itinerante.
Entre las estancias del edificio, de planta simétrica, destaca el conocido salón de Sesiones, pero también la biblioteca o el salón de Conferencias, más conocido como el salón de "los pasos perdidos". Retratos, tapices y muebles de valor decoran la sede del parlamento español.