• Desorganización y caos generalizado que dificulta que podamos hacer bien nuestro trabajo y atender a la clientela como merece.
• Falta de personal en las oficinas (la Semana Santa fue de traca, antesala de lo que puede esperarnos en verano si no lo remediamos antes).
• Una gestión comercial caracterizada por bandazos de acá para allá, lo que vale a las 8 de mañana se cambia a las 10 y luego otra vez a las 12, y así no se puede.
La toxicidad de este clima laboral nos está pasando factura a nuestra salud: crecen los casos de ansiedad, estrés, insomnio y las bajas laborales como consecuencia de la situación.
¡Así no se puede trabajar! No se pueden exigir resultados cuando lo único que recibimos son palos, presiones y amenazas. No podemos pasar, de la noche a la mañana, de ser una plantilla profesional que cumplía y que contribuía a conseguir unos magníficos beneficios, a ser unos inútiles que no cumplimos.
¿Quiénes son los responsables de diseñar una política comercial inadecuada e imposible de cumplir con los medios humanos que tenemos y que está originando una incertidumbre muy nociva para la propia entidad?
Exigimos se depuren responsabilidades y se reconduzca la situación con una política comercial sensata y racional, unos objetivos alcanzables, unos incentivos acordes al esfuerzo realizado y en la media del resto del sector financiero, un trato que se base en la motivación, la ilusión de un proyecto y en el respeto hacia las personas y su profesionalidad.
¡ASÍ NO!